COLUMNISTAS
Sin cifras

Empate técnico para todos

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Dos caras. Las encuestas de opinión pública tiene sus ventajas pero también sus limitaciones. | cedoc

El “empate técnico” en encuestas de opinión pública refiere a una situación en la que dos o más candidatos u opciones electorales tienen niveles de apoyo tan cercanos, que la diferencia entre ellos está dentro del margen de error de la encuesta.

Es decir, las diferencias en los porcentajes de apoyo son tan pequeñas que no se pueden considerar estadísticamente significativas.

En otras palabras, dado el tamaño habitual de las encuestas conocidas, ningún fulano puede aventajar por un punto a mengano pero, lastimosamente, lo hace y así se publican.

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Sigamos con el “empate técnico”, el hit del momento.

Ventajas: reflejo de la realidad estadística: indica que, según los datos recopilados, no hay una diferencia sustancial entre las opciones en cuestión. Esto puede ser un reflejo preciso de la realidad y mostrar que la competencia es muy reñida.

Evita conclusiones precipitadas: ayuda a prevenir interpretaciones erróneas de pequeñas fluctuaciones en los datos. Las variaciones dentro del margen de error pueden deberse simplemente al azar y no necesariamente reflejar un cambio real en la preferencia del público.

Debate Milei vs Massa
Javier Milei y Sergio Massa.

Desventajas: falta de precisión: aunque el empate puede indicar una competencia técnica cerrada, también significa que la encuesta no proporciona una imagen precisa de la diferencia entre las opciones. La estimación puede ser menos confiable debido al margen de error.

Simplificación excesiva: en algunos casos, la noción de un “empate técnico” puede simplificar en exceso la complejidad de las preferencias del público. Puede ocultar diferencias importantes en ciertos grupos demográficos o regiones.

Impacto en la percepción pública: el anuncio de un empate técnico puede afectar la percepción pública y la cobertura mediática, creando la impresión de una carrera más cerrada de lo que realmente es. Esto podría influir en la toma de decisiones de los votantes.

En resumen, el empate técnico en encuestas de opinión pública tiene sus ventajas al indicar una competencia reñida, pero también tiene limitaciones en términos de precisión y puede simplificar la realidad. Es importante que los analistas y el público comprendan los márgenes de error asociados con las encuestas y eviten hacer conclusiones definitivas basadas únicamente en la presencia de un empate técnico.

Dicho lo anterior, y dada la historia de imprecisiones y utilización de las encuestas como parte de las campañas electorales de los candidatos, nos inclinamos a pensar que el actual “empate técnico” con que la mayoría de las empresas de consultoría cierran sus informes se debe más a la falta de precisión del método y la muestra seleccionada combinada con una simplificación excesiva de las actuales preferencias de la ciudadanía.

Estas dos limitaciones deben combinarse con los sesgos tradicionales de las encuestas de los que dimos cuenta en la columna anterior: “Sesgos para todos”:

Enfrentar a la ultraderecha requiere historizarla

Sesgo de muestreo, sesgo de no respuesta, tiempo y contexto, preguntas ambiguas o tendenciosas, tamaño de la muestra, autoselección de participantes, sesgo de deseabilidad social y cambio de opinión.

Pero en esta coyuntura en particular, en el caso del “empate técnico” funcionan plenamente los últimos dos: sesgo de preservación y sesgo de monetización. Recordémoslos:

Sesgo de preservación: en contextos muy volátiles, las empresas de opinión preservan negocios futuros atenuando diferencias en favor de uno u otro candidato, a pesar de ser distancias estadísticamente consistentes plantando escenarios de empate técnico.

Sesgo de monetización: desviación muy común y ya demasiado conocida como para abundar en su explicación. El que paga gana o, lo que es lo mismo, no pierde.

En otras palabras, cuando se complica el escenario electoral, en general se achican las diferencias entre candidatos para que caigan dentro del margen de error, o sea, empate técnico.

Cuando al que se le complica el escenario electoral es al padre, tutor o encargado de la encuesta, también llega el “empate técnico”, en busca de evitar el impacto negativo en la percepción pública.

En fin, que esta elección está definida, lo digan o no las empresas consultoras. Lástima la veda, que nos impide dar cifras, estimados lectores de PERFIL.

*Director de Consultora Equis.