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Encuestas

Sesgos para todos

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2003. El 19 de noviembre es una de las fechas más importantes, después del triunfo de Kirchner. | NA

Llega el festival de encuestas, tan tradicional al acercarse una fecha de elección.

Y en esta elección del 19 de noviembre, se juega mucho. Es tal vez, la más importante desde la de abril del año 2003, cuando Néstor Carlos Kirchner interrumpió casi un cuarto de siglo de hegemonía neoliberal en el país.

En el próximo balotaje confronta un candidato que encarna la traición popular- democrática, contra quien pretende desplegar la cuarta ola neoliberal en el país y promete sobredeterminar la intervención de los aparatos represivos del Estado, para implantar su modelo.

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Nada nuevo, el neoliberalismo desembarcó en el año 1976 aupado por la más feroz dictadura de que tengamos memoria histórica, bautismo de fuego del proyecto que, adaptado a esta coyuntura histórica, encarnan hoy Javier Edgardo Milei y sus “Fuerzas del cielo”.  

Vendrán encuestas entonces a desandar todo lo que se observó en los resultados de primera ronda –solo publicado en su extensión por las Consultoras Proyección y Analogías–, e insistirán en el triunfo del candidato ayer libertario, hoy macrista.

Es bueno, entonces, precisar qué podemos esperar de las encuestas que nos invadirán en los próximos días.

Digamos en principio para ser amables, que las encuestas son una herramienta valiosa para la recopilación de datos y la toma de decisiones, pero también tienen sus críticas y limitaciones. Dicho esto, van algunas críticas a las encuestas:

Sesgo de muestreo: Uno de los problemas más significativos en las encuestas es el sesgo de muestreo, que ocurre cuando la muestra de encuestados no representa adecuadamente la población que se pretende estudiar. Esto puede deberse a una selección inadecuada de participantes o la negativa de algunas personas a participar en la encuesta.

Sesgo de no respuesta: Algunas personas pueden negarse a participar en una encuesta, lo que puede llevar a un sesgo de no respuesta. Esto puede distorsionar los resultados si las personas que no responden son diferentes en algún aspecto clave de aquellas que sí lo hacen.

Preguntas ambiguas o tendenciosas: Las preguntas mal formuladas, ambiguas o tendenciosas pueden influir en las respuestas de los encuestados y generar datos inexactos. Es importante redactar preguntas de manera neutral y precisa.

Tiempo y contexto: Las opiniones y actitudes de las personas pueden cambiar con el tiempo o en función del contexto. Por lo tanto, los resultados de una encuesta pueden no ser representativos de la realidad en un momento posterior.

Tamaño de la muestra: El tamaño de la muestra influye en la precisión de las estimaciones. Las muestras pequeñas pueden llevar a resultados no representativos, mientras que las muestras grandes pueden ser costosas y difíciles de administrar.

Autoselección de participantes: En algunas encuestas en línea, los participantes se autoseleccionan para participar, lo que puede llevar a un sesgo, ya que las personas aceptadas en el tema son más propensas a responder.

Sesgo de deseabilidad social: Algunas personas pueden proporcionar respuestas que consideran socialmente deseables en lugar de respuestas honestas, lo que puede distorsionar los resultados.

Cambio de opinión: Las personas pueden cambiar de opinión con el tiempo, pero las encuestas no siempre reflejan este cambio, ya que se basan en un momento específico.

Sesgo de preservación: En contextos muy volátiles, las empresas de opinión preservan negocios futuros atenuando diferencias en favor de uno u otro candidato, a pesar de ser distancias estadísticamente consistentes.

Sesgo de monetización: El que paga, gana. Desviación muy común y ya demasiado conocida como para abundar en su explicación.

A pesar de estas críticas, las encuestas (las liberadas del sesgo de monetización que son un simple choreo), siguen siendo una herramienta valiosa para la recopilación de datos y la toma de decisiones, siempre y cuando se diseñen y administren adecuadamente, y al analizarlas se tengan en cuenta sus limitaciones y posibles sesgos.  

No reemplazan al análisis político, tampoco liberan al dirigente de contactar personalmente con su base de representación para pulsar expectativas y mucho menos, sus resultados deben condicionar a los candidatos en su actitud y determinación durante la campaña.

En fin, se trata de ser fieles a la escuela que inauguró Néstor Carlos Kirchner durante su durísima campaña electoral en los inicios de siglo, cuya consigna era simple y contundente: “Cuando las encuestas son favorables se avanza y cuando no lo son, se avanza más”.

*Director de Consultora Equis.