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Defensor de los Lectores

Enseñanzas de un maestro de la ética en el periodismo

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Javier Restrepo. Cómo ejercer el oficio sin violentar valores y principios. | cedoc

Este mes hubiese cumplido 87 años un referente ineludible de la teoría y práctica de ética en el ejercicio de esta profesión, a cuyas definiciones y enseñanzas ha recurrido muchas veces este ombudsman. Javier Darío Restrepo, colombiano, periodista por décadas, ejerció la función de conductor de la Red Etica Segura de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI) que creó Gabriel García Márquez y por la que pasaron no pocos profesionales argentinos de este oficio. En octubre pasado murió, pero una simple revisión de tantas de sus definiciones permite tener claro que hay libertades no irrestrictas, compromisos ineludibles y formas y fondos para encarar cualquier trabajo periodístico.

Fue un maestro, sin dudas, para quienes entendemos que la ética es una de las patas que mantienen estable el banco de esta profesión (las otras, el rigor informativo y el buen empleo de la palabra). Sin su práctica –y no solo su declamación– cualquier esfuerzo por una buena pieza periodística será vano, un fracaso. El 3 de diciembre pasado, aniversario de su nacimiento en las montañas de Antioquía, la Red Etica publicó un artículo en el que incluye cien frases que Restrepo fue dejando en las más de dos mil respuestas a consultas de periodistas sobre temas de lo más variados. Este ombudsman se suma a la recordación y ofrece a los lectores de PERFIL algunas de sus definiciones más claras.

  • En cuanto el periodismo se ejerce como un poder, pierde su esencia y se convierte en otro más de los poderes que se disputan el control de la sociedad mediante el uso de la fuerza, del dinero o de las argucias de los políticos.
  • En principio, todo tema es bueno para un buen periodista si su enfoque y tratamiento no implica la violación de los derechos de las personas. 
  • En uso de su libertad, ni un ciudadano cualquiera ni un periodista pueden utilizar los medios de comunicación para agraviar ni para calumniar.
  • Es un periodismo dañino y de baja calidad el que se hace desde las trincheras de algún partido o candidato, sin conciencia profesional.
  • Es una ilusión esperar que el periodismo pueda convertirse en una burbuja protectora para el periodista, desde donde se pueda contemplar el espectáculo de la historia diaria como desde un palco de primera fila.
  • Es deber del periodista proteger a sus lectores o receptores del engaño del poder.
  • El periodista busca influir en el alma de la sociedad mediante el uso de la información y de la palabra, que son sus instrumentos.
  • Toda información demanda del periodista el ejercicio de su compromiso con la verdad, de su independencia y de su responsabilidad con la sociedad.
  • Para los periodistas, la palabra verdad significa fidelidad a los hechos sobre los que se informa. Las del periodista son las verdades humildes de los hechos de cada día.
  • Es obligación del periodista hacer cuanto esté a su alcance para obtener una visión exacta de los hechos. En esto consiste su compromiso con la verdad.
  • Cuando un periodista, por una mentira o error publicados, ve disminuida su credibilidad, se le impone la ardua tarea de reconstruirla a partir de cero. 
  • Cuando a un periodista se le acaban las preguntas, ha entrado en estado de decadencia profesional.
  • Entre el periodismo insípido de los que no se comprometen con nada y el periodismo fogoso que se vuelve propaganda, hay un camino medio: el del periodista que muestra hechos y los hace entender. 
  • El periodista obediente y sumiso quedará condenado a convivir con su mentira y su indignidad.
  • Es una equivocación frecuente la de los editores que seleccionan su material informativo con el solo criterio de dar gusto a los lectores.
  • El periodismo no pretende la vocería oficial de nada ni de nadie, pero interpreta el interés público, lo defiende, lo promueve y llega a ser, de hecho y no por ley alguna, la voz de la sociedad.