No ofende tanto a los catalanes, aunque anhelen discutirlo, su aporte al 28% del PBI español y una coparticipación del 7%. Saben que su riqueza radica en los emigrantes sureños que vinieron a dar sus brazos a las textiles y metalúrgicas de Sabadell e Igualada con la Revolución Industrial. Por eso el “Volem acollir”, mientras España cambia rescates por balas y cercas antisub-saharianos en Ceuta y Melilla. Los ofende ver su ópalo bancando la corrupción horrenda de un Partido Popular ausente en casa. Mil doscientos acusados, una centena de presos ilustres vip y arrestos domicilarios, cortesía de jueces amigos. Aeropuertos cerrados, en pueblos de 5 mil habitantes, autopistas y trenes subutilizados, mientras la exigua obra española en tierra de Gaudí se pudre. Los ofende que sus recursos financien Operación Cataluña. Un GAL político, mediático y judicial destinado a desactivar “el procès”. Demoró el tiempo entre cierre y apertura de horario bancario para que Suiza negara una cuenta del ex alcalde de la ciudad condal. Xavi Trias, para entonces, ya era tapa. La desmentida, un copete ignoto entre necrológicas y clasificados. La posverdad es desfase entre la celeridad de lo instalado y la de lo olvidado. Lo saben bien Uriol Junqueras y Pablo Iglesias.
España corre a Cataluña también por izquierda. Desdeña el viraje al independentismo de los liberales de centro de PDeCAT, Mas y Puigdemont en 2010 como oportunista, coartada por los recortes que aplicaron cuando la gobernaron en la crisis. Raro, la soberanía política que le escamotea se la concede en lo económico. Como si dispusiera de sus recursos y no de un presupuesto decidido en Madrid. Las bases pidieron volantazo. El PP temía que la obligatoria auditoría asociada a los salvatajes de la UE expusiera la corrupción. Por eso Rajoy, autor de la versión más draconiana del ajuste, fue el alumno de la manzana. Los peninsulares olvidaron por años sus salarios completos, aguinaldos y horas extras. Europa, ciega y sordomuda. Teme al golpe económico de una ruptura, más que a una epidemia nacionalista.
La tensión dialéctica legalidad-legitimidad es motor de la historia. Su síntesis, el diálogo maduro de las sociedades civilizadas . La Constitución es anclaje y referente, letra viva de pacto social, no un consulado divino en la tierra. Burla cruel al pueblo catalán, el PP impone para negociar un cambio constitucional cuya vía ha bloqueado por todos los medios en la última década. Cataluña no es provincia, es una comunidad autónoma con presidente y lengua propia, gobernada por una coalición entre ERC y PDeCAT (61%), si se agrega CUP (10%) y parte de “Si que es pot”, hay cerca de un 80% de escaños pro referéndum. Legitimidad en estado puro. En un guiño al núcleo duro de su electorado, igual que hoy, Rajoy, a puro veneno anticatalán, derrotó a Zapatero, mentor del estatuto para Cataluña aprobado en 2006. El personalmente pidió la supresión de artículos y del preámbulo que le confería estatus de nación. El Tribunal Constitucional, cuyos tiros van siempre para el mismo lado, falló a favor. El mismo que, en juicio hiperexpedito a la Dimitrov, criminalizó con prohibición de la política y multas inverosímiles al ex presidente Mas y a funcionarios de menor rango por la organización del 9N, en el que millones de sediciosos llenaron las urnas de votos y las calles de flores. Decir: “¡No existió referéndum!” cuajaría como tantos ninguneos de Rajoy, si no fuera por la sangre en sus manos. Lo hubo, y lo sabe. Si no, ¿por qué lanzó a sus bestias desaforadas sobre mujeres y ancianos donde juegan los niños catalanes, en las plazas y en los patios de escuelas .Vivadas al grito de: “¡A por ellos!”, por los mismos del “cara al sol” y el puño derecho en alto en la plaza de Cibeles. ¿Por qué arrancarles las urnas de prepo reviviéndoles la pesadilla del 39? Pero los niños siguen jugando, presidente, y los hombres soñando. Un sueño viejo como el viento, de suelo, de pertenencia e identidad común, inmune, como la imaginación, a sus garrotazos. Un sueño en el que no hay lugar para usted y los de su clase.
*Geógrafo UBA. MA, UA, UNY.