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Cornelio Saavedra

¿Entre el recuerdo y el olvido?

La llegada del Bicentenario es una excelente oportunidad para concederle a Cornelio Saavedra el lugar que le corresponde en nuestra historia.

Gustavomarangoni150
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La llegada del Bicentenario es una excelente oportunidad para concederle a Cornelio Saavedra el lugar que le corresponde en nuestra historia. Los manuales y ciertas corrientes historiográficas lo han dejado posicionado en un discreto lugar, relegado por la más trabajada figura de Mariano Moreno, quien, más allá de sus méritos, se encuentra algo sobrevaluado, a juzgar por la realidad de los hechos.

Saavedra parece quedar en un limbo entre el recuerdo y el olvido. Tal vez por lo cauteloso de sus decisiones, por su condición de hombre más ligado al pueblo que a la abstracción de ideas jacobinas, el segundo presidente patrio (el efímero primero fue Cisneros, quizás preavisando problemas de lo que luego sería dado en llamar “gobernabilidad”) es apenas recordado como el enemigo del autor de La representación de los hacendados.

¿Cómo llegó a presidir la Junta Provisional? En principio, forjando una carrera en el Cabildo, lo que le dio un nombre. Pero principalmente, por ser un líder de las milicias, un oficial destacado durante las Invasiones Inglesas y por haber sido parte de las reuniones clandestinas que se venían llevando desde 1808 en la casa de la familia Rodriguez Peña y en la jabonería de Vieytes, ámbitos donde se discutía y soñaba un futuro de autonomía. Así, se transformo en referencia obligada para cuando los acontecimientos de mayo se sucedieron.

Saavedra estaba allí, esperando el momento adecuado. Su prudencia fue la que primó. Decidir cuándo actuar (y cómo hacerlo) es una virtud que se mide por los resultados. La victoria de mayo le debe mucho más de lo que se le suele reconocer.

Si bien es verdad que esa Junta no puso en juego la legitimidad monárquica, su formación implicó la creación de un gobierno autónomo, que procuró erigirse en autoridad de todo el virreinato.

La autonomía implicaba mantener el vínculo con el rey y ejercer el autogobierno sin reconocimiento del Consejo de Regencia, que pretendía gobernar desde la península.

No fue un acto comandado por un conservador temeroso del paso siguiente y del ojo observador de España. Don Cornelio se jugó entero. Cabe preguntarse qué consecuencias podría haberle acarreado, por su condición de militar, el haber estado al frente de ese acto rebelde. La respuesta es evidente, los soldados tienen un solo destino cuando su levantamiento fracasa: el fusilamiento por alta traición.

Saavedra pensó los acontecimientos como algo mucho más vasto que el levantamiento de una capital virreinal. Debía ser el conjunto de las ciudades, la que le diera fuerza y soberanía a sus acciones. Porque el vacío de poder (al no poder sostenerse en un rey ausente) debía llenarse con la soberanía de los pueblos.

Así que el líder de los Patricios mandó a que las ciudades del virreinato eligieran sus representantes para integrar una Junta Grande, semilla de la idea federal en estas tierras.

Don Cornelio perdió muchas batallas después de su presidencia. Al irse al norte a comandar el alicaído ejército patrio, se emitió una orden de arresto en su contra desde Buenos Aires, lo que lo obligó a vagar de provincia en provincia hasta encontrar el auxilio del gobernador de Cuyo, José de San Martín, quien lo protegió por un tiempo.

Poco antes de morir, alejado de la política, ofreció sus servicios (que fueron gentilmente rechazados por su alta edad) para pelear una última batalla por su patria, contra el Imperio del Brasil.

Probablemente, hoy en día, Saavedra estaría muy lejos de ser un político marketinero. Alejado de las frases altisonantes, destacado por su mesura y reflexión, no daría buenos títulos ni “robaría cámara”.

Hombre popular y querido por sus soldados, muchas veces parece perderse entre tantos nombres cuyos méritos difícilmente puedan igualarse con los suyos. Desde aquí ,vaya nuestra reivindicación para don Cornelio Saavedra, protagonista del puntapié inicial del Bicentenario que celebramos.


*Director de la carrera de Ciencia Política USAL.