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Expectativas e incertidumbres

La gente está tranquila. Mientras escribo estas líneas estoy en un bar, rodeado de muchas personas contrarias a la declaración de la independencia.

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Futuro. Los independentistas avanzan con destino incierto. | AFP

La gente está tranquila. Mientras escribo estas líneas estoy en un bar, rodeado de muchas personas contrarias a la declaración de la independencia. Hay mucha expectativa, miedo y, a la vez, incertidumbre sobre cómo se va a implementar este procedimiento declarado por el Parlamento catalán y sobre el anuncio del presidente Mariano Rajoy acerca del cese del gobierno de Cataluña, la disolución de su Parlamento y el llamado a elecciones autonómicas para el próximo 21 de diciembre.

Durante la jornada hablé con unos veinte militantes independentistas. Los noté muy enfervorizados, con un fuerte nivel de fanatismo. Hay mucho sentimiento en sus posturas. La mayoría festeja porque ve el proceso como una liberación, como el fin de cierta “esclavitud”, cuando bien sabemos que Cataluña está bien lejos de algo por el estilo.

Por otro lado, hoy por la mañana, cuando se hizo el anuncio de la resolución del Parlamento, la mayoría de la gente que estaba en la puerta empezó a dispersarse, ya que quedó muy impactada por la represión que hubo el día del referéndum por parte del gobierno nacional. Ellos pensaron que podían llegar a ser un blanco fácil de la guardia nacional. Afortunadamente, esto no pasó. Un grupo, luego del anuncio, se quedó para poner el cuerpo. Esto demuestra que muchos defienden la causa con alma y vida, lo que hace dar cuenta del nivel de visceralidad con el que algunos lo viven.

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Sin embargo, no se notan barricadas ni se vive en una ciudad cortada. No hay violencia en las calles. No se ven agresiones. La división existe y se nota una gran ausencia de liderazgo político. La gente se pregunta quién manda y por qué no lograron llegar a un acuerdo sin necesidad de atravesar esta crisis.

Al momento del debate, nosotros nos encontrábamos dentro del Parlamento. Ahí se pudo ver el nivel de discusión y enfrentamiento cuando la oposición se retiraba. Las declaraciones fueron fuertes. Hubo un nivel de diálogo elevado entre las dos partes. Pudimos hablar con Artur Mas, quien en un principio apoyó fuertemente la independencia y luego dio marcha atrás. Esto demuestra algo que se nota dentro del ambiente político independentista: una propia interna dentro de los partidos que la apoyan.

En los medios se refleja fielmente lo que se ve en las calles. Por un lado estaban los medios catalanes, que mostraban la imagen dentro del Parlamento con un videograph que decía “A minutos de la declaración de la independencia histórica”, y por otro se veía a los medios madrileños con la misma imagen pero otra frase: “A minutos de la declaración ilegal de la independencia”.

Respecto de la parte de la sociedad que defiende el No, puedo decir que hablé con muchos ciudadanos que no están a favor, como artistas, mozos, empleados bancarios y de una farmacia. Se mostraron con muchísimo temor de perder sus empleos por esta tendencia de las empresas de irse de Cataluña y radicarse en España.

*Desde Barcelona.