COLUMNISTAS

Extasis macrista

default
default | Cedoc

Están a sólo meses de la revancha, del contraataque. La ilusión de terminar con todo se saboreaba con una burrata con jamón crudo y espárragos de entrada y una lata de té de regalo. Además, los asistentes estaban allí porque creen en algo, nada de pancho y gaseosa, como los brutos incultos que suben a los micros y que los llevan a los actos esos de porquería. Macri, además, dice que quiere que “nuestros hijos tengan más oportunidades que nosotros”, algo que cuesta imaginar. ¿Cómo es un hijo de Macri con más oportunidades que él mismo?
La acumulación de éxitos parece imparable y el éxtasis es pleno. Los radicales viajando hacia su interna, Carrió defendiendo el espacio de forma victoriosa, Reutemann sumado como sorpresa y hasta Posse incluido también en las filas de la patria a poblar del PRO. Ya casi ganan, ya imaginan los puestos para cada uno porque la Argentina está cambiando, ya no es igual que antes, ya no. La imaginación es un motor fantástico para el accionar, hace parecer que las cosas algunas veces son como las imaginamos.
La cena de recaudación de fondos del PRO es la continuación del Coloquio de IDEA por otros medios. Aunque parezca lo contrario, estos episodios juegan con fuego.
La sociedad argentina sigue manifestando que prefiere un país con mayor cantidad de empresas del Estado que privadas. Nuestra serie histórica de encuestas muestra que esto se ha mantenido constante desde fines de De la Rúa hasta nuestros días. Excepto las empresas de consumo masivo, servicios públicos como luz, gas y transporte o incluso las petroleras, deberían ser del Estado y no privadas. Una de las medidas más valoradas por la sociedad fue la estatización de las AFJP, y Anses se ha mostrado siempre como uno de los organismos mejor evaluados por la gente. Tampoco confían en los empresarios y consideran que el Estado debe controlarlas fuertemente, controlar a todos los que van a la cena del PRO.
Luego del impacto por la muerte de Nisman, Cristina Kirchner ha recuperado aprobación de gestión de manera muy veloz. En febrero estaba en 42% para, al mes siguiente, subir a 53%. La evaluación de la economía vuelve a subir luego de más de un año. En noviembre pasado estaba evaluada como positiva por el 19% de los argentinos, en febrero había subido a 29% y en este mes se encuentra ya en 36%.
Macri logró un crecimiento muy impresionante en intención de voto durante 2014, consiguiendo diluir su histórico límite de 15%. Sin embargo, su crecimiento coincidió con el año de peor evaluación de la economía del kirchnerismo, en especial por temas inflacionarios. Según nuestros números, su máximo fue 25% de intención de voto junto con la crisis de Nisman. Un candidato que represente una oposición plena a lo que Cristina Kirchner representa necesita un país en mal estado desde el punto de vista de la opinión pública. Los que asisten al Coloquio de IDEA o a la cena del PRO siempre piensan que el país está muy mal; los que no van al Coloquio de IDEA y no pueden pagar el cubierto de la cena piensan que el país vuelve a mejorar. Oposiciones clásicas argentinas. Sostenerlas y no lograr pasar a otra etapa es jugar con fuego.
La política argentina ha tenido episodios de esperanzas electorales luego deprimidas. Yo tengo una preferida. Al año del primer golpe de Estado, el entonces presidente de facto, Uriburu, consideró que el pueblo ya había aprendido cómo votar y llamó a elecciones a gobernador en Buenos Aires con la ilusión de que el radicalismo no ganara de nuevo. El radicalismo volvió a ganar y tuvieron que encontrar un modo de anular esas elecciones.
La cantidad de gente que se identifica con el peronismo ronda el 32%; con el radicalismo, el 5%. Es un número que puede hacer llegar a una segunda vuelta, pero con escenarios de derrota en cualquier ballottage. Esto debería sopesar el impacto de la convención radical, una gran noticia pero sin seguridad de reflejo en los votos.
La excitación por una supuesta victoria electoral está dejando de lado una mirada estructural sobre las preferencias de la sociedad. Analizan los votos como reflejos de momentos y no los comprenden como el resultado de mecanismos más profundos. Es lógico, en la calentura se pierde la cabeza, para después lamentarlo.

*Sociólogo. Director de Ipsos Mora y Araujo.