El Presidente de Uruguay en un acto no común, recomendó la lectura del libro “Factfulness” en los párrafos finales de su exposición en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Hans Rosling, autor del libro, fue sueco, médico sanitarista, vivió más de veinte años en lugares inhóspitos de África y falleció en 2017. Entre sus investigaciones, se destacan los trastornos neurológicos por el consumo de mandioca sin procesar en regiones de pobreza extrema por falta de otros alimentos y condiciones de higiene.
El Presidente Lacalle Pou destacó la obra no por los trabajos como médico sino por el valor de sus estadísticas sobre los avances sociales durante los últimos dos siglos. Para confirmar su optimismo sobre el futuro a pesar de las consecuencias de la pandemia, reveló su rechazo a las teorías de Hobbes resumida en la frase “el hombre es el lobo del hombre” y sugirió tener en cuenta los datos del libro sobre el progreso.
Con el propósito de divulgar su trabajo con las estadísticas, Rosling se convirtió en un orador popular en conferencias y asesor de organismos internacionales donde se dedicó a combatir la ignorancia aportando una visión del mundo basada en datos reales. Munido de un set de preguntas, cada una con tres respuestas opcionales, indagaba a su audiencia para confirmar la necesidad de profundizar los conocimientos. Su insistencia en la importancia de los datos, lo impulsó a crear la Fundación Gapminder donde se exhibe un interactivo que muestra los cambios desde 1800 hasta la fecha, incluyendo la disminución de la población en condiciones de pobreza extrema.
Entre los interrogantes figuran en qué tipo de país vive la mayor parte de la población mundial, cuánto se redujo la pobreza extrema en los últimos veinte años, cuántas muertes hubo en el último siglo por desastres naturales, qué porcentaje de niños de un año han sido vacunados contra alguna enfermedad, cuántas personas tienen acceso a la electricidad y cuál es la esperanza de vida en la actualidad. Las respuestas son que la mayor parte vive en países de ingresos medios, la pobreza extrema se redujo a la mitad, las muertes por desastres naturales disminuyeron a menos de la mitad, 80% es el porcentaje de niños vacunados, el 80% tiene acceso a electricidad y la esperanza de vida promedio es 70 años.
Rosling rechazó también la insistencia en las diferenciaciones culturales; sostiene que son el resultado de los niveles de ingresos. Las costumbres se van aproximando a medida que las poblaciones aumentan sus ingresos. Cita como ejemplos Japón, Singapur, Malasia y Hong-Kong a los cuales podrían agregarse la vida en las ciudades chinas e indias.
El libro incluye una crítica al dramatismo que tiende a negar los avances y predicar sobre la guerra, violencia, desastres naturales, desigualdad, agotamiento de recursos naturales y toda otra miseria. Rosling denomina esa “concepción del mundo excesivamente dramática, estresante y engañosa” e insiste en afirmar que “aunque el mundo enfrenta enormes desafíos, hemos realizado enormes avances”. Quizás el descubrimiento de las vacunas contra el COVID en breve lapso que ahogó a los agoreros que predecían el fin de la humanidad y la vuelta a la naturaleza, justifique su postura.
El enfoque de Hans Rosling no pasó desapercibido; se lo cuestionó por complaciente y reformista. Los ataques provinieron no solo de aquellos que sostienen que la crítica acelera los cambios sino también de los que, por razones ideológicas, promueven cambios drásticos. Ante esas posiciones antagónicas Rosling respondería “una visión del mundo basada en datos reales es más cómoda: provoca menos estrés y desesperación que una visión dramática, simplemente porque esta es negativa y aterradora”. En realidad, el Presidente Lacalle con su recomendación incisiva continuó con el debate mantenido en la CELAC sobre las alternativas de América Latina para superar su postración y retardo relativo en el mundo.
*Diplomático.
