COLUMNISTAS
Defensor de los Lectores

Fe de erratas máximas

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El Wolfson College de la Universidad de Cambridge, a 80 kilómetros de Londres, es un prestigioso centro de estudios de posgrado. El periodismo es uno de sus espacios de estudio. Y allí está haciendo un trabajo como investigadora visitante Karen Rothmyer, quien hasta no hace mucho se desempeñaba como ombudsman del diario The Star, de Kenya. Ella se encuentra en pleno proceso de recopilación de ejemplos a nivel mundial en los cuales los defensores de los lectores han generado cambios o debates significativos en los medios. Acerca de la Argentina, la investigadora eligió como ejemplo el modo en que la acción del ombudsman de PERFIL motivara, en mayo de 2006, un cambio en el modo de programar viajes de periodistas de este diario. Por entonces, la función estaba a cargo de Nelson Castro –hoy columnista político–, quien manifestó su crítica por un viaje pagado por la empresa pastera Botnia (la misma de la planta instalada en Gualeguaychú que motivó un conflicto entre la Argentina y Uruguay) para visitar su sede de Finlandia e informar en consecuencia. A partir de ese cuestionamiento, el Código de Etica de PERFIL, contenido en su manual de estilo, incorporó un capítulo que establece limitaciones y reglas internas estrictas cuando se trata de viajes originados en invitaciones de gobiernos o empresas. Entre otras, la obligada comunicación del viaje y sus características al ombudsman, quien debe emitir eventuales cuestionamientos hasta 48 horas antes de la partida.

Hasta cierto tiempo después de su puesta en vigencia, ese Artículo 20 del Código de Etica se cumplió estrictamente. Más tarde, como suele ocurrir con las leyes cuyo cumplimiento se controla pero poco, la comunicación al Ombudsman se fue espaciando hasta desaparecer. Un ejemplo de esta misma semana: en la sección Espectáculos publicada ayer, la nota de tapa fue Game of Thrones, la serie que tanto apasiona a la Presidenta de la Nación. Ese informe, que ocupa la doble página central, fue desarrollado a partir de un viaje a San Pablo, Brasil, pagado por la señal HBO justamente para promocionar su éxito televisivo. Quien esto escribe no se enteró, pero en realidad se hace cargo de su ignorancia por inacción: en los últimos meses, desde que asumió la función de Ombudsman, fueron varios los viajes por invitación y nunca reclamó la falta de información previa. Creo que es preciso volver atrás con esta cuestión y recuperar el respeto a las reglas impuestas a partir de un acontecimiento –aquella breve crítica de Castro publicada el 21 de mayo de 2006– que sirvió para dar mayor credibilidad al diario y para asegurar a los lectores la certeza de que ni intereses políticos sectoriales, ni gubernamentales, ni económicos, ni empresarios, pueden condicionar lo que aquí se publica. “En ninguno de los casos (indicados), la aceptación del viaje y su concreción ulterior podrán condicionar, limitar, subordinar o afectar el material periodístico que el/los enviado/s elaboren para su publicación en PERFIL”, dice el punto 5 del artículo citado. Será, desde ahora, mi responsabilidad exigir que se me informe previamente de cada viaje de tal naturaleza, y controlar que los materiales resultantes cumplan con el nivel de calidad, ecuanimidad y buen oficio que el lector merece.

Me detendré brevemente en algunos de los textos que reflejaron la semana anterior la coronación de Guillermo y Máxima como nuevos reyes de Holanda. Agradezco al lector Pedro Pablo Peralta su minuciosa revisión de esas notas, que le permitieron detectar algunas perlas importantes, algunas perlitas de inferior peso y unos cuantos detalles de redacción menores que se prestan a interpretación. Uno de los errores es realmente importante en lo conceptual: decir que la hija mayor del matrimonio es la tercera en la línea sucesoria implica una equivocación sustancial: Máxima nunca podrá ser reina plena; sólo lo es, con jerarquía de consorte, en tanto reine su esposo, y si éste muriera, podría ser regente hasta la mayoría de edad de su primogénita, heredera natural de la corona. Otro es casi un blooper literario: decir que los reyes y sus hijas hicieron un paseo marítimo sobre el río se presta a las bromas: ¿cabalgarán los reales personajes por llanuras montañosas? Y hay más, pero mejor cortar aquí.

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