Con las celebraciones que se mostraron en el PRO, en ECO y en el FpV algún desprevenido puede llegar a creer que todos vencieron. Cierto es que siempre se hace posible observar la mitad del vaso lleno, pero ciertas sobreactuaciones denotan vacíos difíciles de disimular.
Está claro que Mauricio Macri es el gran triunfador de la elección porteña. Tras ocho años de gestión, su fuerza sumó en las PASO casi el 50% de los votos. Ganó con holgura su candidato, un Horacio Rodríguez Larreta que hace apenas un año estaba muy por debajo en la intención de voto de Gabriela Michetti, una de las grandes perdedoras de este domingo.
Igual, Macri no debería confundirse respecto a que esta foto capitalina se reproduzca en el resto del país. Ni siquiera tendría que creer que es extensible al otro lado de la General Paz o del Riachuelo, donde se acumula la mayor concentración de votantes de toda la Argentina. Allí, con baile y globos no basta.
ECO también disfrutó haber obtenido el segundo puesto. Martín Lousteau se proclamó entre rulos y sonrisas como el principal candidato opositor al PRO. No era momento de explicar por parte del exministro de Economía de Cristina Kirchner cómo ser oposición al macrismo en la Ciudad y aliado en la presidencial.
Acompañado con Elisa Carrió y Ernesto Sanz, Lousteau pasó con un aprobado su debut electoral, con una fuerza que no se sabe bien qué es, lo que valoriza su performance.
Pero todas las medallas escenográficas se las lleva el kirchnerismo. Salvo Cristina, todos dijeron “presente” la noche del domingo en el comando del Frente para la Victoria, para ensalzar la obtención del tercer puesto.
Junto a Mariano Recalde y los candidatos K derrotados por él, aparecieron Scioli, Randazzo, Zannini, la cúpula de La Cámpora, caciques sindicales y siguen las firmas. Curioso que insistan con el tono épico, tan afín a la cultura kirchnerista, cuando este domingo apenas fueron respaldados por 2 de cada 10 porteños. Acaso ellos vean algo que el común de los mortales no vemos.
¿Y Massa? Menos mal que tiene rápido su relanzamiento de campaña, el viernes 1 de mayo. Su candidato en la Ciudad, Guillermo Nielsen, ni siquiera consiguió el piso del 1,5% de los votos para poder competir el 5 de julio. Otro papelón que no contribuye a su carrera, últimamente plagada de tropiezos. Tantos, que fue al único presidenciable que no le dio el domingo por la noche ni para aparecer. Con lo que le gusta.
(*) Jefe de Redacción de Diario Perfil.