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Fintech: cómo apoyar a un sector a contramano

El Banco Provincia cumple 200 años y lo festeja con descuentos.
El Banco Provincia cumple 200 años y lo festeja con descuentos. | shutterstock

La pandemia del coronavirus ha impulsado serias reflexiones en torno al rol de los distintos sectores económicos a la hora de amortiguar o profundizar las consecuencias devenidas por la crisis económica que los aislamientos sociales y confinamientos obligatorios han generado. De igual modo, un sinfín de análisis se han esgrimido buscando sectores ganadores y perdedores en esta tragedia. Sin lugar a dudas, una industria que ha captado la atención por ser estudiada en ambos debates de manera protagónica es aquella inherente a las finanzas digitales. Particularmente, en estas líneas hablaremos del sector Fintech en Argentina.

Sucede que las Fintech en nuestro país parecieran vivir a contramano del devenir económico y la coyuntura. Repasemos el contexto local de los últimos años. En 2018, el país acumuló una tasa de inflación del 47,6%. El año comenzó con un dólar estadounidense equivalente a unos $ 18 pesos, y terminó el año con $ 39. Durante la crisis iniciada con la corrida al dólar en el mes de marzo, el desempleo aumentó al 9,1%, la pobreza se incrementó a alrededor del 32% y el PIB de Argentina cayó un 2,5% (incluyendo una caída del 6,2% en el último trimestre de 2018). Lejos de mejorar, en 2019 la inflación fue del 53,8%, el dólar cerró en torno a los $ 63, los niveles de pobreza en 35,5%, y la contracción fue del 2,2%. Por su parte, en lo que va del 2020, el PIB cayó un 19,1 % en el segundo trimestre del año, un nivel de desplome inédito que revela los severos efectos de la pandemia sobre nuestra ya golpeada economía.

En este contexto, siguiendo declaraciones oficiales de la Cámara Fintech Argentina, en noviembre 2018 había 133 empresas en nuestro país, lo cual implicó un crecimiento del 110% respecto a 2017. Así es, un 110% después de la corrida del mes de mayo, el retorno al FMI en junio y todos los resultados mencionados anteriormente. En 2019, la Cámara Fintech informó que para noviembre existían 223 empresas, incluso tras el impacto de las PASO y los tristes resultados señalados en el párrafo anterior. Por si esto fuera poco, recientemente adelantos de la investigación que está llevando la Cámara junto al BID informan que para julio 2020 ya habría más de 260 compañías en nuestro país. Así es, incluso ponderando los impactos del Covid, cuya magnitud del derrumbe verificada entre abril y junio pasado es histórica (no hay un registro trimestral con una caída mayor en las series estadísticas desde 1981 y supera incluso al desplome del 16,3% del primer trimestre de 2002), el sector siguió creciendo. De hecho, estos nuevos números ubican a la Argentina como la tercera economía Fintech de América Latina en cantidad de firmas, solo superada por Brasil y México.

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La Argentina esla tercera economía Fintech de América Latina en cantidad de firmas

En un país marcado por la exclusión financiera, no se trata sólo de un tema de empresas, sino también de desarrollo financiero. Para dimensionar, en 2010 sólo el 3% de los solicitantes accedían al crédito desde el celular. En 2018 ese guarismo ya era del 92% de los solicitantes acceden al crédito desde el celular. De igual modo, entre 2017 y 2019, la búsqueda de soluciones Fintech en Google Argentina se incrementó en más del 100%. En nuestro país en 2019, la industria de crédito Fintech otorgó préstamos por $ 20.000 millones, atendiendo a 2 millones de usuarios. Hubo más de 2,9 millones de cuentas de inversión abiertas en los últimos 18 meses y el acceso a cuentas digitales ya suma 7,5 millones de CVUs distribuidas en un ecosistema de 27 billeteras virtuales. Sumando instrumentos innovadores como los Códigos QR, Dongles, Botones de Pago, más de 1,9 millones de comercios accedieron a pagos y cobros digitales. A la par de todo esto, continuamos exportando talento, como demuestra el reciente anuncio de Ualá (empresa local fundada en octubre de 2017 con valor superior a los $ 900 millones de dólares) de operar en México, entre tantos otros ejemplos.

Estos datos, que se ven revalorizados a la luz del contexto local, invitan a preguntarnos si no es hora de pensar al sector Fintech como un engranaje estratégico para el desarrollo de Argentina. Si la respuesta es sí, entonces valdría indagar en cómo los gobiernos pueden apoyar a las Fintech desde la política pública. Esta pregunta es amplia y compleja, pero a esta altura, se desprenden algunos corolarios de las economías que han visto en este sector un motor de crecimiento económico. Podemos destacar al menos tres áreas de políticas públicas que son fundamentales: a) la infraestructura financiera; b) una aproximación regulatoria a las Fintech y la innovación; c) contemplar el ecosistema de manera amplia.

En primer término, apoyar la infraestructura que soporta el ecosistema financiero digital. Esto implica fomentar algunos elementos críticos como la penetración de telefonía móvil e internet, lo cual sin duda es una estrategia per se, pero también áreas más específicas como la identificación biométrica digital soberana, la interoperabilidad en los sistemas de pagos electrónicos y, de manera más amplia, el acceso universal a cuentas transaccionales (ya sean bancarias, móviles, billeteras electrónicas, etc.). En este sentido, la digitalización de los servicios y pagos gubernamentales se transforma en una estrategia obligada. La suma de todos estos aspectos reducirá a su vez los costos de nuevos negocios e ideas promoviendo su desarrollo en sentido más amplio.

Diagramar un esquema de apoyo responsable a este sector no parece entonces descabellado, sino más bien, una respuesta lógica de cara a pensar un desarrollo sostenible e inclusivo

En segundo lugar, tener un enfoque normativo claro sobre las Fintech en particular, y la innovación en general, es necesario para promover un sector articulado con el resto de la economía. Algunos aspectos son obligados en este sentido, como por ejemplo revisar y asegurarse de que no existen restricciones regulatorias innecesarias que actúen como barreras. Otro aspecto es analizar que exista una regulación proporcional basada en riesgos. Esto es, imponer distintos requerimientos normativos dependiendo del tipo y magnitud de riesgos que cada institución posea, para balancear los riesgos subyacentes (más pequeño e insignificante, menor el requerimiento, y viceversa). Otra pieza a estudiar son las RegTech, el uso de tecnología para propósitos regulatorios como recolectar información, monitorear, o incluso ejecutar instancias coercitivas frente al no cumplimiento de las normas, son algunas de las posibilidades. Por último, un canal que ha demostrado una total eficiencia comprende promover procesos de diálogo para que la industria trabaje con el regulador, ya sea para entender sus riesgos y oportunidades o bien para llegar a regulaciones adecuadas.

Por último, un tercer factor que subyace a los mencionados anteriormente es que el apoyo a este sector deberá ir acompañado de medidas amplias. Por ejemplo, que exista un ambiente apropiado para los derechos de propiedad, para el cumplimiento de contratos, estabilidad jurídica, entre otros, es fundamental para el desarrollo Fintech aunque también para un desarrollo económico en sentido amplio. De igual modo la educación se torna fundamental, asegurar un buen entendimiento financiero y la educación digital son aspectos indispensables. Otro punto es la promoción de la investigación y el desarrollo, ya sea directamente o indirectamente apoyada por el Estado, ha demostrado ser un motor de innovación. Por último, cuando los engranajes funcionan correctamente, los Hubs de Innovación y los Sandboxes Regulatorios han demostrado ser instrumentos de valor utilizados por los Estados para proveer un desarrollo sano y robusto de su sector Fintech.

En tiempos donde el mundo entero tambalea frente a la peor crisis global del siglo XXI, Argentina se encuentra además sumida en sus propias tormentas. En este contexto, nuestra industria Fintech no solo ha demostrado una impresionante capacidad de resiliencia local, sino también ha sabido destacar en la región. Diagramar un esquema de apoyo responsable a este sector no parece entonces descabellado, sino más bien, una respuesta lógica de cara a pensar un desarrollo sostenible e inclusivo. Probablemente las Fintech no son la única solución, pero sin lugar a dudas pueden comprender una pieza fundamental en el desarrollo de largo plazo que tanta falta le hace a nuestro país.

*Director.
Las opiniones aquí expresadas corresponden a los autores y no comprometen a las instituciones que representan.