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insolvencia

Frenar el endeudamiento

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2001. La historia de las crisis de la deuda es, lamentablemente, conocida en la Argentina. | Cedoc Perfil
En menos de dos años de gobierno, Macri contrajo más de 100 mil millones de dólares de nueva deuda. El vertiginoso ritmo de endeudamiento externo de Cambiemos, superó la dinámica endeudadora que habían tenido la última dictadura o la década de la convertibilidad de Menem y la Alianza. Tanto es así que, desde que Macri asumió, nuestro país ostenta como galardón en el mundo, además de ser la séptima economía con más alta inflación, el de ser el país emergente que más deuda ha emitido.

Los groseros errores en el diagnóstico y las proyecciones del programa económico del Gobierno, dejó carente de ideas al equipo de Cambiemos. Sin una política económica consistente, se aferraron a un endeudamiento peligroso e insustentable. Mientras la declamada lluvia de inversiones brilló por su ausencia, se expandió a ritmo acelerado la demanda de dólares para financiar la explosiva fuga de capitales, la apertura indiscrimida y unilateral de importaciones, las remesas de firmas multinacionales que dejaron de reinvertir en el país, además de la propia necesidad del Gobierno de cubrir la expansión de los déficit gemelos que generaron sus políticas. No sólo el déficit comercial escaló a niveles récord. El déficit fiscal también explotó: en los primeros ocho meses de 2017 esa expansión fue del 145%, debido a la asfixiante carga que imponen los intereses de la deuda contraída sobre los gastos del Estado.

El derrotero enciende alarmas. Tras la recesión de 2016 y la mala performance económica de 2017, con todos los indicadores por debajo de los niveles de 2015, el proyecto de presupuesto 2018 reincide y profundiza los errores de política: un profundo ajuste real en rubros que podrían dinamizar la demanda y la actividad económica a la par con la expansión en más del 28% del gasto que generan los servicios de la deuda contraída. En buen romance: profundización de la política de endeudamiento mientras empeoran las condiciones de repago de la deuda.

El Gobierno está comprando pasajes con destino seguro a la insolvencia. Es una responsabilidad de la oposición política llamar la atención de la sociedad y del propio gobierno sobre los peligros que nos acechan. La historia de las crisis de deuda es, lamentablemente, bien conocida en la Argentina. La última, en el año 2001, que llevó al país a la quiebra y la declaración del default, colocó a la Nación al borde de la disolución. La refrescaba, pocos días atrás, el ex ministro de Menem y De la Rúa, Domingo Cavallo, cuando se refería a las semejanzas entre la política que él comandó y la que hoy impulsa Macri. La evidencia empírica demuestra que, cuando crisis de esa naturaleza sobrevienen en la economía, se deterioran explosivamente todos los indicadores sociales: la pobreza, la desocupación, la desigualdad; las repercusiones a escala humana y de las relaciones familiares e interpersonales refuerzan el malestar y la angustia social; recrudecen flagelos como el de la inseguridad o el narcotráfico; y se producen retrocesos en todos los órdenes que debilitan severamente a las instituciones y a la misma democracia.

Frente a los peligros que la política oficial imprime sobre el futuro económico, social e institucional de la Argentina, es necesaria la consolidación de una oposición firme, contundente, que pueda poner un freno a políticas que ponen en riesgo el futuro no sólo de las generaciones presentes sino de nuestros hijos y nietos. El compromiso de una verdadera oposición debe contener la suficiente claridad como para saber que no se puede ser condecendiente con políticas que implican daños presentes y riesgos futuros. Por eso, esta elección legislativa del 22 de octubre, adquiere la mayor de las relevancias: porque la ciudadanía tiene la oportunidad de consolidar una oposición con la fortaleza necesaria para colaborar en la corrección del rumbo económico y la construcción de un futuro mejor para todos los argentinos.     

*Economista. Candidata a primera diputada nacional por Unidad Ciudadana en la provincia de Buenos Aires.