Es la principal empresa estatal rusa, tiene el 15% de las reservas de gas del planeta, su logo aparecía en diferentes clubes y competiciones deportivas, pero desde que empezó la guerra en Ucrania su desplome genera incertidumbre en Europa y en los demás continentes. Gazprom, la gigantesca gasística, también cae en efecto dominó en el ámbito deportivo, al que hace años vuelca 90 millones al año en publicidad para posicionarse en todo el mundo.
Hasta hace 15 días, Gazprom era el principal patrocinador de la UEFA Champions League, aparecía en la camiseta del Schalke 04 de la Bundesliga y tenía un convenio con el Chelsea de Roman Abramovich. Pero todo lo que construyó en estos años en apenas dos semanas se desmoronó: tras la invasión de las tropas rusas a Ucrania, la UEFA anunció que rompía su contrato, que le implicaba un ingreso anual de 40 millones de euros. El Schalke 04, al que Gazprom sponsoreaba desde 2007, también decidió romper de manera unilateral su vínculo como represalia a las órdenes impartidas por Vladimir Putin.
En Inglaterra, la situación es incluso más cerrada: el gobierno acaba de congelar los activos de siete magnates rusos e impide cualquier tipo de transacción dentro de su territorio. El nombre que más sobresale es el de Roman Abramovich, quien primero delegó sus funciones en el Chelsea, luego anunció que lo puso en venta y ahora se queda con poco margen de acción.
90 millones por año volcaba Gazprom en el deporte en forma de publicidad y patrocinios: 40 de esos 90 millones eran por la Champions League
Esa lista que encabeza Abramovich también alcanza a Igor Sechin, un nombre que en Argentina y el mundo casi nadie conoce: se trata del CEO de Gazprom. ¿Cuál era el vínculo entre Chelsea y Gazprom, o entre Abramovich y Sechin? A diferencia de lo que ocurría con otros clubes, la empresa rusa no invertía en branding ni en publicidad tradicional: las dos partes habían firmado un convenio por el cual Gazprom le suministraba de manera directa energía y gas al enorme complejo deportivo del Chelsea. “Utilizando nuestra experiencia, podemos adaptar nuestros productos comerciales de gas y electricidad de la manera que mejor se adapte al Chelsea FC”, se leía en el sitio oficial de la compañía. Hoy, ese tramo de la web está caído.
Detrás de ese convenio “pantalla” por luz y gas para Cobham Training Centre –Reino Unido, al igual que Alemania, Turquía, Italia y Francia se abastecen mayoritariamente por esa empresa– existe una relación comercial que implica muchos miles de millones de dólares. ¿Un ejemplo? Abramovich vendió en 2005 su empresa petrolera Sibneft a Gazprom. Tras esa venta, Sibneft, cuyo logo estaba estampado en la camiseta del CSKA Moscú, debió salir: Gazprom ya era dueño del Zenit de San Petersburgo, el equipo ruso que hace de local en el Estadio Krestovski o Gazprom Arena, donde iba a disputarse la final de la Champions este año. Ese partido decisivo se traslado a Paris luego de las primeras acciones militares en territorio ucraniano.
El desplome publicitario en el deporte (al fútbol se le suman tenis, ciclismo y ajedrez) avanza en paralelo a otro desplome mucho más gravitante: en Londres, la ciudad del Chelsea, las acciones de Gazprom cayeron un 93,7%. Se calcula que perdió 100 mil millones de dólares en valor de mercado (la bolsa de Moscú está cerrada hace dos semanas, por lo cual, las referencias son las otras bolsas europeas).
Defensores. A pesar de la guerra y de las represalias económicas en Europa, no todo está caído para Gazprom. Además del Zenit, un club que depende de la empresa, el Estrella Roja de Belgrado no solo mantuvo la marca en su camiseta: su dirigencia critica la “histeria antirrusa” que se vive en Europa y algunos de sus hinchas cantan a favor de la invasión ordenada por Putin.
Las razones son más económicas que ideológicas: Gazprom aparece en la camiseta rojiblanca serbia desde 2010, pero en 2014 la empresa rusa directamente compró el club por un monto cercano a los 100 millones de euros. La transacción se cerró en octubre de ese año, cuando Putin, presidente honorífico del club, visitó la capital serbia. Unos años antes, en 2011, el premier ruso fue a ver al club más popular de serbia al estadio: “Me gustaría que el Estrella Roja o el Zenit salieran campeones de Europa”, dijo. Gazprom, la marca de Rusia, era un buen motivo para explicar esa declaración.