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Guerra santa

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Se suele repetir que el Gobierno está dispuesto a ir hasta el fondo contra el Grupo Clarín. Pero tal vez no hayamos terminado de comprender lo que significa que Kirchner haya decidido que el país es muy chico para contenerlos a él y a su adversario. Por ahora, salvo por la abrumadora publicidad a la que nos someten desde ambos lados, las consecuencias de esa pelea no afectan nuestra vida cotidiana. Tampoco nos perturbará que algún directivo del Grupo termine preso, que Cablevisión y Multicanal se separen o que las acciones de Papel Prensa pasen a algún amigo del matrimonio gobernante. El día en el que ciertos diarios ya no salgan parece alejado en el tiempo y aunque en pocos días veremos cambios en la grilla de nuestro televisor, no se harán significativos hasta dentro de un año, cuando desaparezcan ciertos canales y algunas caras extrañas reemplacen a las conocidas. Es posible también que, para entonces, nuestro operador de cable haya dejado de existir y que la televisión digital terrestre, monopólica y unilateral, sea la única opción en muchas ciudades.

Si la Justicia no interviene, habrá una señal concreta del cambio que se avecina. Cuando se cumplan los noventa días del plazo fijado por el Gobierno, los usuarios de Fibertel seremos desconectados de la Web. Nuestro módem será inútil y nuestra casilla de correo electrónico no recibirá más mensajes. Así, de un plumazo, sin otra razón que la jihad kirchnerista contra Clarín, apoyada en una interpretación coránica de las normas administrativas en contra del interés público y a favor de la concentración del mercado. Va a ser un golpe duro. No ocurre nada parecido con un servicio público desde que Menem decidió liquidar los ferrocarriles, aunque su guerra santa se libraba en nombre del neoliberalismo y con la excusa de que el Estado perdía dinero. La batalla kirchnerista, en cambio, es de otro tenor. No sólo se trata de perjudicar a su enemigo, sino de hacernos saber que sus decisiones son definitivas e irrevocables, que en la Argentina hay un solo poder y un solo profeta.

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*Periodista y escritor.