El “supermartes” 5 de febrero fue la mayor elección primaria en la historia de Estados
Unidos desde 1912: se votó en 24 estados, entre ellos dos de los cuatro principales (California y
Nueva York); y se eligieron casi 3.000 delegados de los dos partidos. Los demócratas lograron más
del 60% de los votos, y tuvieron el doble de participación que los republicanos.
Hillary Clinton triunfó en California y Nueva York; y se impuso en Massachusetts a la mayor
“máquina político-electoral” de los demócratas dentro de un estado, liderada por el
senador Edward Kennedy y su familia. Barack Obama tuvo allí el respaldo de los dos senadores del
estado, Edward Kennedy y John Kerry, y del gobernador Deval Patrick. Pero Clinton lo aplastó, con
una diferencia de 15 puntos (56% a 41%). En California, Hillary se impuso a Obama por 10 puntos
(52% a 42%). Triunfó en casi todo el estado, y logró imponerse en los grandes centros urbanos: Los
Angeles y San Francisco.
Hillary ganó ampliamente entre los hispanos (2 a 1) y las mujeres blancas. La diferencia en
el voto femenino fue más de 20%, una brecha similar a la que obtuvo en todo el país. Las mujeres
constituyen 60% del electorado demócrata.
El respaldo de los hispanos a Clinton fue consistente en todo Estados Unidos: obtuvo 6 de
cada 10 votos en esa comunidad. Logró 2/3 de sus sufragios en Nueva York, y en Arizona reunió 53%
de los votos hispanos frente a 44% de Obama. Hillary logró el voto de las mujeres, de la
comunidad judía (Nueva York) y de los trabajadores industriales. También tuvo el apoyo de los
profesores secundarios, de los maestros y de la mayor parte de los sindicatos. Lo más notable del
voto hispano en California –35% de los 36,5 millones de habitantes del estado– es el
extraordinario incremento de su participación electoral. Por primera vez la participación hispana
fue allí superior a la de la población en condiciones de votar. Aumentó 81% en 2008 con respecto a
2004. La participación de los hispanos es parte de un movimiento de creciente integración con el
sistema. En el último mes, las solicitudes de ciudadanía de los hispanos crecieron 60% en el país,
y aumentaron 110% en Los Angeles.
Hillary reconstruye la coalición demócrata fundada por Roosevelt en la década del 30. Abarca
las minorías, más la mitad de los “liberals” blancos, la comunidad judía, los
sindicatos y los trabajadores industriales. La excepción es la colectividad afroamericana, que
respalda abrumadoramente a Obama.
John McCain es el virtual candidato presidencial republicano; triunfó ampliamente en los
principales estados (Nueva York y California) y se impuso en lugares tan dispares como Connecticut
y Oklahoma. Pero McCain fue derrotado el 5 de febrero entre los conservadores republicanos.
Incluso, perdió en este sector en su propio estado (Arizona), y, donde triunfó ampliamente
(California) también fue derrotado entre los conservadores.
Los evangélicos constituyen la masa de los activistas político-electorales del Partido
Republicano desde la década del 70. Cumplen un papel semejante al de los sindicatos (AFL-CIO) en
las filas demócratas. Son el principal instrumento de recaudación y activismo en la campaña
electoral. Su ruptura con McCain es, por eso, un acontecimiento político nacional. No va a impedir
la nominación presidencial del senador por Arizona, pero puede ser el principal factor que frustre
sus aspiraciones en noviembre.
La economía de Estados Unidos creció 0,6% en el último trimestre de 2007, y se expandiría a
una tasa semejante o incluso menor en los primeros tres meses de 2008. Pero la recesión sólo se
manifiesta, por ahora, en cinco de los 50 estados: California, Florida, Arizona y Nevada, a los que
hay que sumar Michigan, por el colapso de la industria automotriz, sobre todo en Detroit. Los
cuatro primeros son los estados de la “burbuja inmobiliaria”, y representan en conjunto
25% del producto norteamericano. En California, con el mayor número de hipotecas impagas
(foreclousers), el precio de las unidades familiares cayó 20/26% en los últimos dos meses; y el
nivel de desocupación aumentó de 4,8% a 6,1% en 2007, el doble que el promedio nacional.
Pero el resto de los estados exportadores de commodities y de bienes de equipo y de capital
de alta tecnología, como Texas, experimentan un boom económico. Las exportaciones agrícolas
estadounidenses aumentaron 20% en 2007, comparadas con el año anterior. Incluso los sectores de
alta tecnología de California (Sillicon Valley) muestran un auge sostenido de su producción y de
sus ventas externas.
La intensidad y duración de la contracción económica norteamericana depende del resto del
mundo. Es el crecimiento extraordinario de la economía mundial el que actúa como fuerza
contrarrestante de la recesión estadounidense.
La crisis económica de Estados Unidos vino de afuera, no de adentro. Es consecuencia del
gigantesco flujo de capitales provenientes del mundo entero, y en primer lugar de Asia Pacífico
(China), que recibió en los últimos siete años. Esta masa de capitales del exterior (800.000
millones de dólares por año) amplió extraordinariamente la demanda e impulsó un boom de crédito. El
resultado fue el auge de la construcción y la posterior e inexorable contracción.
La crisis vino de afuera y también la solución. “Allí donde quema, allí donde duele,
allí también está el camino de la salvación”, dice Heidegger.