Lo que ocurrió el 28 de junio en Honduras fue un golpe de Estado. Lo que se consumó en el Congreso hondureño el 2 de diciembre fue la ratificación de un golpe de Estado.
América latina se mostró unida al principio: todos los países se pronunciaron contra ese tipo de neogolpismo regional. La comunidad internacional pareció acompañar a la región en su frontal repudio a los golpistas. Pero la ambigüedad inicial de Estados Unidos y la posterior aceptación resignada del statu quo golpista facilitaron el primer golpe exitoso del siglo XXI en nuestro continente. A ello siguió la fractura diplomática en la región y el pálido desdén europeo frente al hecho consumado. Advertimos que se ha abierto una caja de Pandora que se creía sellada: la tentación neogolpista en América latina podría crecer y fragilizar aún más situaciones institucionales en el área.
El golpe en Honduras demanda dos reacciones: una Cumbre Extraordinaria de los países del Cono Sur para fijar una posición común frente al tema, respaldada por una opinión consultiva del Comité Jurídico Interamericano de la OEA, órgano de la OEA que recientemente ha incorporado en su agenda de trabajo las implicancias jurídicas de la Carta Democrática Interamericana. Finalmente, Brasil y México, que compartirán en breve asientos en el Consejo de Seguridad de la ONU, deberían elevar la cuestión de Honduras a dicho Consejo como problema que puede poner en riesgo la paz y la seguridad en la región. La reacción de largo aliento debería llamar a una reflexión de nuestros líderes sobre cómo anticipar y encarar un golpe de Estado y cuál puede ser una hoja de ruta que nos diga qué hacer para evitar el neogolpismo y restaurar la democracia en un país que sufrió un golpe de Estado, civil o militar. Sólo una sociedad regional fuerte, multilateral y democrática podrá resolver estas situaciones y evitar decisiones unilaterales de propios y ajenos.
*Firman, entre otros, Henoch Aguiar, Roberto Guareschi, Daniel Muchnik, María Matilde Ollier, Vicente Palermo, Guillermo Rozenwurcel y Juan Gabriel Tokatlián.