Los montoneros que mataron al secretario general de la CGT José Rucci el 25 de septiembre de 1973,
¿utilizaron recursos del gobierno de la provincia de Buenos Aires? ¿Es cierto que ocupaban cargos
importantes en el equipo del gobernador Oscar Bidegain? ¿Quiénes fueron los principales
representantes de Montoneros en esa gestión?
Estas preguntas han sido las más frecuentes entre los asistentes a la presentación de mi
libro Operación Traviata, ¿quién mató a Rucci?, tanto en Buenos Aires como en Rosario, Córdoba y
Santa Fe.
Hay quienes piensan que, si se comprueba el uso de recursos públicos, el asesinato de Rucci
no prescribirá por el mero paso del tiempo, porque podrá ser considerado como de lesa humanidad.
Otros sostienen que aun en ese caso no estarían dadas las condiciones exigidas por el Estatuto de
Roma, que creó la figura del crimen contra la humanidad. Un tercer grupo recuerda que
interpretaciones más recientes, como la de Luis Moreno Ocampo, el fiscal argentino de la Corte
Penal Internacional, enfatizan que no se requiere la participación del aparato estatal.
Como se ve, existen varias posiciones sobre una figura novedosa, que está siendo discutida en
varios países. Cuando me preguntan cuál es mi opinión, siempre digo lo mismo: que me parece un
debate en pleno desarrollo y que es mejor escuchar a los juristas y expertos que están
participando, antes que a un periodista sin conocimientos en esa materia.
Sí puedo hacer algún aporte en la reconstrucción histórica sobre cómo estuvo integrado el
gobierno de Bidegain en el distrito político más importante del país y cuál fue la relación de
algunos de sus funcionarios con el atentado contra Rucci.
Hace cuatro años, el politólogo, historiador y sociólogo Manuel Urriza escribió un libro, El
Perón que conocí, sobre sus memorias acerca de Juan Perón, a quien trató mucho como joven
estudiante en su exilio madrileño. Urriza fue nombrado por Bidegain como su ministro de Gobierno en
agosto de 1973, cargo en el que permaneció hasta el 22 de enero de 1974, cuando el gobernador tuvo
que renunciar por el cruento ataque del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), un grupo
guerrillero trotskista, contra el cuartel de Azul.
“Como ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires fui testigo de la numerosa
presencia de integrantes de la Juventud Peronista en lugares destacados del equipo
gobernante”, cuenta Urriza en ese libro. Había también exponentes del peronismo histórico;
amigos de Perón; aliados del ministro de Economía nacional, José Ber Gelbard; sindicalistas y
representantes del Partido Justicialista de La Plata, como era el caso del propio Urriza.
Esos jóvenes pertenecían a Montoneros, que era, por lejos, el grupo más dinámico y numeroso
de la Juventud Peronista. Urriza agrega que, cuando le ofreció el cargo, Bidegain le explicó por
qué había nombrado a tantos montoneros. “En abril de este año, en una de las conversaciones
que tuvimos en Puerta de Hierro antes de asumir el gobierno, el general Perón me dijo que deseaba
hacer en la provincia de Buenos Aires ‘una experiencia piloto’ de lo que él ha
denominado el ‘trasvasamiento generacional’, y por ello me pidió que nombrara en cargos
importantes del gobierno a compañeros de la Juventud Peronista”, le relató. Lo mismo cuenta
Roberto Perdía en su libro “La otra historia”, donde dice que “buena parte del
gabinete” de Bidegain provenía de Montoneros.
Algunos nombres de aquel equipo de gobierno: Norma Arrostito, “Gaby”, uno de los
“bronces” de la Orga, fue jefa de la secretaría privada de Bidegain o directora de
Asuntos Jurídicos, según la fuente que se consulte, y el cordobés Daniel Vaca Narvaja, luego esposo
de Gloria Bidegain, hija del gobernador y actual diputada kirchnerista, fue director de
Administración. Pero, el jefe o “responsable” de todos ellos fue el periodista Norberto
Habegger, “El Cabezón”, uno de los “cuadros” más lúcidos de Montoneros que,
como explico en Operación Traviata..., fue el asesor número uno de Bidegain, aunque con un
sobrenombre: Ernesto Gómez. Bidegain le tenía una confianza ciega desde que Habegger había sido
enviado a Azul por la cúpula montonera para convencerlo de que aceptara la candidatura a
gobernador.
Una de mis fuentes, un oficial montonero que ocupaba un cargo importante en el gobierno de
Bidegain, me contó que fue Habegger quien le pidió/ordenó que prestara el departamento que había
estado alquilando junto a su mujer en la Capital Federal para que el grupo operativo encargado de
matar a Rucci estableciera allí su cuartel general. El inmueble estaba ubicado muy cerca del
domicilio de la familia de Rucci. Probablemente, ni siquiera Habegger sabía el destino de ese
departamento dado que ese tipo de “operetas” se preparaba con la mayor de las reservas.
Como digo en el libro, ese oficial montonero, cuyo nombre se mantendrá en reserva hasta que él
decida, debió colaborar con el grupo operativo en tareas logísticas, incluso utilizando autos
oficiales de la Gobernación.
*Editor Jefe del diario PERFIL.