La asignación por hijo de 180 pesos (el mínimo establecido tras el reciente aumento de las asignaciones familiares) completa el universo total de menores de 18 años y se extenderá, como mecanismo de universalización, a todos los trabajadores, más allá de los registrados que ya lo perciben.
Abarcará entonces a todos los trabajadores en negro y a los desocupados, además de las personas que perciben planes sociales nacionales como el Familia (donde se actualizarán los 45 pesos que cobran ahora por hijo) y el Jefas y Jefes de Hogar Desocupados.
Para completar el universo los sueldos formales altos podrán deducir, como hasta ahora, la asignación del pago del impuesto a las Ganancias hasta cinco mil pesos anuales
La “movilidad” del plan es aún incierta y en un contexto inflacionario alto en alimentos y bebidas debe ser estricta para no perder eficacia, pero se sabe inicialmente que la actualización del monto de $ 180 por hijo estará atada al aumento de las asignaciones familiares.
Inicialmente se estima que el Plan alcanzará a cinco millones de chicos menores de 18 años y el despliegue de la asignación estará a cargo de la ANSES, el único organismo nacional con capacidad para cruzar los datos, y en la hipótesis de máxima operativida, el beneficio se cobraría a través de una tarjeta de débito del Banco Nación que mensualmente cargaría el 80% del beneficio $ 144 y una vez al año se depositará la totalidad del restante 20% de la asignación ($ 432) contra la presentación de los comprobantes de escolaridad y salud del niño requeridos como contraprestación a los responsables del beneficiario.
Si consideramos que el número de miembros para un hogar promedio nacional es 3,5, para un hogar pobre 5 y para un indigente 6, y observamos solamente niños y adolescentes menores de 18 años en el universo pobre e indigente, el promedio nacional de beneficiarios será de 4 hijos bajo asignación ($ 680 promedio por grupo familiar).
La distribución de esta transferencia de ingresos sobre hogares pobres e indigentes no se puede calcular exactamente, porque al igual que TyC los goles, el INDEC secuestró las bases de EPH desde el primer trimestre de 2007, pero seguramente cuando se concrete efectivamente, el efecto antipobreza y fundamentalmente el impulso para superar la indigencia de este plan de asignación serán muy importantes.
En efecto, asignar $ 180 por hijo descenderá drásticamente los niveles de indigencia a partir de su entrada en régimen (por eso su operatividad es clave), en tanto supone un ingreso extra por hogar promedio equivalente hoy al 80% del valor de la canasta de indigencia, por lo que el efecto en la caída de la carencia extrema será contundente.
En principio los niveles de indigencia no debieran superar el 4% con el plan funcionando a régimen completo, por lo que, teóricamente, con esta transferencia la carencia caería 10 puntos como lo muestra el gráfico y sólo permanecerían en situación de indigencia los hogares sin ingresos adicionales u otro plan de asistencia que la asignación universal por hijo.
Precisar el universo de asignación y discutir nuevas fuentes de financiamiento son tareas que seguramente deberán desplegarse en los meses que vengan. Pero el piso obtenido es muy importante. Tras la implantación del Plan será imposible bajar a los niveles de desprotección anteriores.
Con respecto a los salarios informales mayores del mínimo como cláusula de restricción a la percepción del beneficio, el universo de trabajadores informales tienen salarios promedios equivalentes apenas al 80% del mínimo, pero más allá de esto, se trata de una restricción formal requerida para dar coherencia y evitar daño moral con la medida, pero sin efectos estadísticamente significativos.
*Director Consultora Equis.