El presidente Milei decidió hacerles juicio a dos periodistas –Carlos Pagni y Ari Lijalad– por compararlo con el Nacional Socialismo que surgió en Alemania en 1933. En la columna del jueves en Radio Perfil y NETV TV titulada “Señor Presidente, su llamado al odio es un delito” se citó un texto del ganador del premio Pulitzer Douglas Hoftader y el psicólogo francés Emmanuel Sander titulado Superficies y esencias: la analogía como fuego del pensamiento, diciendo: “La analogía es el núcleo del pensamiento humano, más que la lógica formal o la deducción. Para ellos, pensar es hacer analogías constantemente: ver una situación nueva a través del lente de otra conocida. A diferencia de la similitud, que se limita a coincidencias superficiales (como el color o la forma entre dos objetos), la analogía implica establecer relaciones profundas y funcionales. No es decir “esto se parece a aquello”, sino “esto funciona como aquello”. Por ejemplo, decir que una célula es como una fábrica no señala una semejanza visual, sino una estructura organizativa similar.
“La similitud, en cambio, es estática y perceptiva: un limón y una pelota de tenis pueden ser similares porque son redondos y amarillos, pero no nos dicen nada nuevo al compararlos. La analogía, en cambio, es una herramienta cognitiva activa: sirve para explicar, entender o descubrir. Según los autores, toda comprensión –desde el lenguaje cotidiano hasta las ideas científicas– se basa en ese acto creativo de analogizar. Es el ‘fuego’ que alimenta el pensamiento, mientras que la similitud apenas roza la superficie”.
PERFIL vuelve a difundir el reportaje largo a Pepe Mujica
Con el ánimo de la comparación que no necesariamente es sola similitud, de la misma forma que lo hicimos en varias oportunidades en PERFIL, entre el contexto de 1933 del Nacional Socialismo y el de 2023 de La Libertad Avanza, tras la muerte de José Pepe Mujica, la sentida despedida de Lula y la ausencia de Cristina en su funeral, compararemos ahora a estos tres líderes.
Siguiendo la similitud de la pelota de tenis y el limón, valdría preguntarse si representar o tratar de representar a los sectores de menores recursos de Uruguay, Brasil y Argentina, Mujica, Lula y Cristina comparten similitudes en determinados campos, pero al mismo tiempo grandes diferencias en otros. Lo mismo que vale para LLA y el Nacional Socialismo, tan distintos en muchos otros.
Ingresando en el terreno de la analogía, la primera gran diferencia es en la mayor vocación republicana de Lula y Mujica respecto de Cristina, no porque ella no la tuviera en parte aceptando la derrota electoral frente a Macri en 2015 y colocándose a derecho en todas las causas judiciales. Ni mucho menos como les gusta hacer a quienes se benefician de la polarización comparándola con Venezuela, donde se encarcelan opositores, se cierran medios de comunicación y se manipula el resultado electoral, lo que en Argentina no sucedió. Pero sí discriminó medios de comunicación, permitió que sus seguidores bulinearan a periodistas, utilizó los medios públicos para combatir adversarios, entre ellos parte del periodismo, lo que nunca hicieron ni Lula ni Mujica.
Otra comparación proviene del grado de autenticidad en esa representación. Lula era un obrero pobre, que en su infancia no pudo completar las tres comidas diarias que hoy tiene como bandera para todos los brasileños, con un dedo cortado por una máquina en la fábrica donde trabajaba. Paralelamente soportó estoicamente la cárcel durante dos años cuando el Supremo Tribunal de Brasil, nuestra Corte Suprema, no tuvo ninguna consideración de aplazamiento de la sentencia definitiva o prisión domiciliaria y lo mandó detener por la fuerza pública.
En el caso de Mujica, fue un protagonista real de la violencia de los 70, estuvo preso doce años, llegó al hospital militar con seis balas en su cuerpo, también tiró, se arrepintió y no guardó rencor. Su pasar económico también se asemeja al de sus representados viviendo en un espacio que muchos uruguayos consideran típico de un “linyera”.
En la representación de clase como en las penurias que atravesaron en distintas etapas de la vida por la función política que encararon, tanto en Mujica como en Lula sus discursos son consistentes con sus vivencias. Se podrá decir que Argentina es un país preponderantemente de clase media y Brasil no lo era, pero Uruguay tiene una composición social muy similar a la de Argentina.
Pero, lo más importante: la actitud de Lula y Mujica hacia los opositores y la búsqueda de consensos tan diferente de la de Cristina. Lula sumó en su fórmula presidencial a su histórico competidor de centroderecha, Geraldo Alckmin, y Mujica confraternizó hasta literariamente también con su histórico adversario de centroderecha, Luis María Sanguinetti.
Quizás la emergencia de Javier Milei sea principalmente resultado de este espíritu agonista que caracterizó a Cristina, incluso con los propios como Alberto Fernández en 2019 y ahora con Kicillof. Y quizás también en la grandeza de Lula y Mujica sea resultado de las enseñanzas que les dejaron a ambos sus pesares.