Este domingo se conmemora el segundo aniversario del fallido intento de golpe que tuvo lugar en Turquía. Las impactantes escenas de la noche del 15 de julio de 2016 continuarán asediando al pueblo turco durante muchos años. Aviones de combate piloteados por oficiales que formaban parte del intento de golpe sobrevolaban a baja altura sobre Ankara y Estambul con un sonido y una vibración aterradores, bombardeando las oficinas centrales de seguridad, el edificio presidencial, la sede central de inteligencia nacional y la Gran Asamblea Nacional Turca, donde los parlamentarios se encontraban llevando a cabo su trabajo de rutina.
Esa noche estremecedora fuimos testigos de la ocupación del canal nacional de televisión y de la transmisión de un videomensaje en directo sobre el derrocamiento del gobierno y el presidente electos democráticamente, así como la injerencia con el intento de asesinar al presidente en el hotel donde se encontraba de vacaciones. Esa noche hubo traición y una brutalidad indescriptible. Sin dudas, fue el peor acto terrorista en la historia reciente de la República de Turquía, donde en pocas horas 249 ciudadanos turcos perdieron la vida.
Luego de dos años, no hay dudas –y fue corroborado por varias evidencias– de que los conspiradores fanáticos seguidores de Fethullah Gülen, el hombre que se hace llamar “Imam del Universo”, actuaron de manera perturbada e hipnotizada, sin vacilar en abrir fuego contra civiles inocentes, quienes salieron a las calles para protestar contra el intento golpista e incluso se ubicaron frente a los tanques a los fines de proteger la democracia. Si el intento de golpe hubiera resultado exitoso, Fethullah Gülen y sus seguidores –que se habían infiltrado clandestinamente en los esenciales organismos de Estado a través de los años– habrían tomado el control del Estado turco y reinstituido el régimen conforme a su perversa ética religiosa, y probablemente habrían proclamado un sistema de Estado de sectarismo religioso, gobernado por Gülen, considerado “el Mesías” por sus fanáticos seguidores. De más está decir que Turquía se hubiera visto sumida en el caos, así como toda la región.
Por otro lado, el intento de golpe del 15 de julio consolidó la fuerza y la perseverancia de la democracia turca. Los ciudadanos –sin importar sus posturas políticas–, todos los partidos políticos, tanto del gobierno como de la oposición, los sectores no corrompidos de las Fuerzas Armadas, la Fuerza Policial y los medios de comunicación se levantaron contra el intento de golpe. Por ello estamos conmemorando el aniversario del fallido intento como el Día de la Democracia y la Unidad Nacional.
La lucha contra FETO, que es una nueva organización terrorista basada en el engaño, el encubrimiento y el secretismo, se lleva adelante con base en el Estado de derecho y la democracia. En los últimos dos años, el gobierno turco tomó diversas medidas con el propósito de capturar las vinculaciones restantes de FETO, drenando sus recursos financieros, limitando sus conexiones externas y, al mismo tiempo, fortaleciendo el sistema de pesos y contrapesos en favor de la democracia, para que en el futuro no se repita un golpe similar.
Combatir contra los vínculos externos de esta organización terrorista requiere cooperación internacional. FETO estuvo presente en más de 150 países alrededor del mundo, a través de escuelas, ONGs, lobistas, medios de comunicación y compañías. Quisiera destacar que estas instituciones no representan a Turquía ni son reconocidas por el país. Nos complace señalar que en los últimos dos años la concientización contra FETO creció en muchos países. Muchas naciones amigas tomaron medidas y apoyaron nuestra lucha contra esta peligrosa organización terrorista. En este sentido, seguimos recordando a las naciones amigas que lo que sucedió en nuestro país hace dos años es un recordatorio de lo que esta organización es capaz de hacer también en otros países.
*Embajadora de Turquía en Argentina.
