Antes de ir por Papel Prensa, Kirchner va a ir por Fibertel”. Lo confirma la Garganta inapelable.
“Los cables van a pasar a la historia”. Al menos, entre cinco o siete distritos del Conurbano bonaerense, tendrán, pronto, Wi Fi. Internet gratis, para la comunicación popular. Aproximaciones hacia la ternura perdida de las capas medias.
Los que tengan una laptop, sin inconvenientes podrán chatear, acaso, desde cualquier esquina de Morón. “A la luz del farolito”. O desde un bar de Almirante Brown. O desde el banco de una plazoleta de Lomas de Zamora. ¿De Quilmes, acaso? Es posible, como de Lanús.
De Tigre, seguramente, no. Aunque la zona es más apta por la infraestructura. Pero ocurre que lo tildan, a Massa, como punto muy cercano al Grupo Clarín. Más probable es que sea San Isidro. La ficha es segura. O Avellaneda. Las próximas Ciudades Wi Fi.
Si es que prospera, en principio, el proyecto en discreta marcha, que invariablemente se filtra. Podrán negarlo, pero políticamente se maneja, hasta hoy, según nuestras fuentes, en el influyente ámbito del Sistema de Medios Públicos. Es el engendro fabuloso que preside Tristán Bauer, consagrado por las latas de Encuentro, del baúl de Filmus. Pero acaso también introduce alguna coma, o un punto y coma, en el ambicioso proyecto, la Secretaría de Comunicaciones. A cargo del perfil bajo del arquitecto Salas.
La revolución inalámbrica del Wi Fi desembarca en el aire espesamente denso de la provincia de Buenos Aires. En la materia, la vanguardia revolucionaria, el lugar de la innovación, le corresponde al Estado Libre Asociado de San Luis (ELAS). El enclave -casi- emancipado que dirigen los hermanitos Rodríguez Saa.
Cabe consignar, para constar en actas, que la idea de la “wificación” también había surcado por la testa calva de monsieur Telerman. Pero naufragó en el impulso. Tal vez porque Telerman se disponía a pugnar electoralmente por la alcaldía, contra Filmus y el ganador, Macri. No podía herir la sensibilidad de quienes mantienen, aún, entre la obsolescencia del cablerío, la “posición dominante”. Es decir Fibertel. Cablevisión. Clarín.
Wi Fi procede de Wireless Fidelity. “Estándares para las redes inalámbricas”, nos confirma, técnicamente, otra Garganta. “Para que entienda, son interconexiones sin cables”.
Para el tráfico incesante de Internet, el Wi Fi se instaló, en principio, en los aeropuertos. En determinadas estaciones ferroviarias. En hoteles, restaurantes. Sobre todo en escuelas y universidades Antes de consagrarse, en el plano doméstico, en el Estado Libre Asociado de San Luis, la wificación fracasó, de manera rotunda, en ciudades culturizadas como Filadelfia. También en la pecaminosa San Francisco, en la monotonía de Houston. Pero la wificación casi total se logró en Albacete, España. “Donde la Red se viste, entera, de Wi Fi”.
Desde la competencia de Tristán Bauer, titular del Sistema de Medios Públicos -en armonía con la Secretaría de Comunicaciones-, se movilizaría, según nuestras fuentes, el proyecto wificador.
Demasiadas torres deben construirse. De ningún modo pueden escaparse del ámbito de De Vido.
A través de la wificación inicial de los cinco -o siete- distritos del conurbano, se afectarán, irremediablemente, las facturaciones de los servidores privados. De Fibertel, que mantiene la “posición dominante”. Y en menor medida, de los servidores de la perrada. Como AOL, Sion, Speedy.
La disminución -se calcula- oscila el 25 por ciento. Para arrancar no está mal. Al trascender el profesionalismo del texto, los titulares de los servidores privados se verán sometidos, de pronto, al acosante dilema de la reducción del ingreso. O al desafío de anotarse, en todo caso, en la onda inalámbrica que invariablemente se les viene.
Les va a costar, eso sí, a los empresarios, oponerse. Invocar los miles de glucolines invertidos en los cableríos varios.
Obturar, en definitiva, la iniciativa popular. Que Internet sea, como el fútbol, gratis.
*Extraido de jorgeasisdigital.com