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La Argentina bloqueada

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Si decimos “la columna del Presidente”, las interpretaciones de la frase podrían variar. Unos creerán que se trata de aquellos funcionarios leales que fortalecen el andar del Ejecutivo y sostienen sus políticas.

Pero alguno supondrá que la columna se puede referir a artículos publicados en medios periodísticos por el mandatario.

Algo similar puede ocurrir si hablamos del “disco del Presidente”. Un grupo volcará para los autores preferidos en los gustos musicales del funcionario, mientras que otros aludirán a la repetición de sus discursos en un vinilo interminable.

Lo concreto es que el Presidente, en días pasados, sufrió fuertes dolores producto de una hernia discal que afectó diversas vértebras de su columna.

Para aliviar el dolor, que puede llegar a ser realmente intenso, se le practicó una operación ambulatoria llamada bloqueo radicular.

Y aquí asoma el término “bloqueo”. Realizarle un bloqueo al Presidente se presta para intencionadas metáforas que pueden abusar de actualidad.

Un bloqueo es una acción que busca impedir el funcionamiento habitual de algo.

Un bloqueo nervioso alivia el dolor porque interrumpe la señal que los nervios afectados envían al cerebro.

Están los bloqueos mentales donde, tal vez, situaciones estresantes hacen chocar los pensamientos contra muros en blanco que paralizan la toma de decisiones.

Las redes sociales más populares nos permiten bloquear y ser bloqueados. La razón siempre será impedir que usuarios subjetivamente molestos se comuniquen con nosotros de forma inoportuna, tanto en la invasión de nuestros tiempos como esparcir sus ideas que no compartimos.

El bloqueo en las redes también puede tener la intención de fastidiar al bloqueado, hacérselo saber como un búmeran de bullying.

La tecnología aporta los bloqueos de pantalla protegiendo nuestros artefactos y nuestra intimidad, aunque nuestros datos ya circulan libres por ahí.

Hay juegos de cartas que establecen bloqueos, como también deportes. El bloqueo de voleibol, por caso, o la barrera humana en un tiro libre futbolístico.

Durante la pandemia hubo países, ciudades y pueblos que bloquearon sus entradas. Conducta repetida en los barrios y en los edificios.

Existen los bloqueos políticos entre países que implican operaciones de fuerzas armadas de algún estado, solo o en conjunto, que paralizan el tráfico hacia otro. Los embargos económicos son bloqueos atenuados que se usan en el plano internacional entre países.

Nuestro territorio sufrió un bloqueo durante la Confederación Argentina por parte de Francia e Inglaterra en la época de Rosas. Bloquearon todos los puertos, excepto Montevideo, de 1845 a 1850 en lo que también se llamó la Guerra del Paraná.

Los piquetes nacidos como marchas de protestas, se han convertido en bloqueos con impedimentos al bulto.

El Congreso de la Nación, durante 2022, ha tenido uno de los años más inactivos de los últimos tiempos. Los bloqueos internos en las mismas coaliciones vinieron a sumarse a los bloqueos hacia las otras alianzas. Hoy por hoy los “bloques bloquean”.

La media de los años sin elecciones es de treinta y tres sesiones. El año 2022 tuvo catorce sesiones de Diputados y doce del Senado.

Hace catorce años que no se puede nombrar, por mutuos bloqueos, al Defensor del Pueblo de la Nación y aunque su tarea es cubierta por los Adjuntos, la ausencia no deja de desnudar la falta de diálogo de la política.

Leyes bloqueadas, tarjetas de crédito bloqueadas, nombramientos bloqueados, acceso al crédito bloqueado, calles bloqueadas, dólar bloqueado, usuarios bloqueados, sesiones bloqueadas, fronteras bloqueadas, acuerdos bloqueados.

El Muro de Berlín dividía a la ciudad en dos. Había dos Alemanias, que luego se unificaron con la caída de la pared.

Argentina hay una sola y está llena de argentinos/as, a ver si nos dejamos de bloquear.

*Secretario general de la Asociación del Personal de los Organismos de Control (APOC) y Convencional Nacional UCR.