Allí donde la autopista se transforma en una ruta provincial y luego en una calle de ripio que se inunda cada vez que llueve fuerte, allí donde los colectivos siguen teniendo trompa y donde los niños van de a pie a la escuela en un corredor sin vereda, y donde se compra todos los días en el almacén y las cosas se arreglan en casa, allí es donde algo moviliza desde hace cinco meses a las madres y a sus hijos, que han retomado la escuela, empezado el jardín o aceptan ahora que el doctor de la salita les aplique una vacuna por primera vez en su vida.
A casi medio año del lanzamiento de la Asignación Universal por Hijo (AUH), el plan oficial que entrega a cada hijo de padres desocupados o trabajando informalmente 180 pesos por mes, PERFIL recorrió varias localidades que comúnmente son llamadas el “Conurbano profundo” y halló a madres esperanzadas que vuelcan todos los meses el subsidio para consumo de bienes básicos, útiles escolares, indumentaria y materiales para mejorar sus hogares.
El relato de las madres se condice con el de asistentes sociales de las provincias y municipios, de los médicos de las salitas sanitarias y hospitales locales, y con los primeros reportes y balances de las carteras educativa y sanitaria, que en diálogo con PERFIL revelan detalles de un aumento en la cantidad de inscriptos en el preescolar y en el secundario, y más controles de salud en los chicos.
Los analistas privados aseguran a este diario que, “aun golpeada por la inflación”, la asignación está promoviendo fuertemente el consumo –una situación que también resaltan cámaras empresarias y de autoservicios–, contribuyendo a un crecimiento mayor de la economía, y que el fenómeno incluye otra “sorpresa”: un leve y lento mejoramiento de la imagen pública de la presidenta Cristina Fernández y de su gobierno.
Aun con problemas en la implementación –serios en algunos casos– y falta de información por el cambio de los punteros políticos por las tarjetas de débito (ver recuadro), el programa, una idea que flotaba en el Congreso desde mediados de la década del 90 y hoy beneficia a unos 3,6 millones de niños y adolescentes, ya es comparado por algunos con los inicios de la Bolsa Familia en Brasil y del Plan Oportunidades en México, dos iniciativas que permitieron a miles de personas salir de la pobreza extrema y son tomados como referencia por Naciones Unidas.
La localidad de Cuartel V, en el partido bonaerense de Moreno es el primer destino elegido para que los beneficiarios de la AUH cuenten a PERFIL cómo el programa está ayudando a mejorar su situación familiar y para que revelen también las dificultades que se les presentaron para cobrar el dinero. Sonia Aiscar, una de las asistentes sociales que trabaja en el barrio, nos espera a mitad de camino para acompañarnos a la sede de La Huella, una red de organizaciones sociales que opera territorialmente en este lugar, “el segundo distrito más pobre del Conurbano”, explica.
En La Huella funciona El Colmenar, una cooperativa de transporte; la red solidaria Abriendo Caminos, que maneja 14 comedores en la zona; la biblioteca popular Vicky y las asociaciones Labranza y El Surco, que coordinan emprendimientos de huerta, granja y producción de miel, todo a media hora del Centro porteño. También está el Culebrón Timbal, una radio comunitaria. En este lugar nos encontramos con Anahí Castillo, casada desde hace 13 años y mamá de cuatro chicos.
“Me enteré del plan por la tele y los vecinos, y fui un día a averiguar a las 5 de la mañana. A las 7 u 8, cuando empezaron a atender, me enteré de que, como tenía el Fondo de Desempleo, me lo daban automáticamente”, cuenta Anahí. Más tarde, la asistente social Aiscar explicará que en un primer momento “hubo confusión en la información” y eso hizo que “el sistema colapsara por una sobredemanda” de turnos. Anahí ya ha recibido el subsidio en más de una oportunidad: “Llegó justo, estábamos medio ahorcados con la plata”, dice riendo; y agrega que “sirvió mucho, ya que pude comprar las cosas del colegio, que últimamente les venía reciclando. Este año les compré todo nuevo: ropa y útiles”.
Para Elena Ponse, madre de dos hijos de 5 y 7 años, el trámite fue más ágil. “Había un carromato en la estación de Moreno donde funcionaban cinco oficinas. Hice la cola y entregué los papeles. Se iba rapidísimo. Esto fue a mediados de noviembre y en diciembre empecé a cobrar. Pensé que cobraba por los dos chicos pero lo hacía por uno solo, entonces fui a la ANSES y me dijeron que ya se había acomodado en este mes”, explica a PERFIL.
Anahí y Elena comparten la idea de que ese dinero que reciben es sólo para sus hijos. “Como lo cobro, hasta la última moneda es para ellos”, coincide su compañera Claudia Escobar, separada y madre de seis chicos. Dice que con la asignación universal “nosotros empezamos bastante bien el año”. “Yo calzo a mis hijos”, añade Elena.
Las madres lo admiten: están consumiendo más. También Mario L., el almacenero del Autoservicio Angela, de Morón Sur, quien explica a PERFIL detrás del mostrador que se acercan al mercado “vecinos que antes no lo hacían”. Datos brindados a este diario por la ANSES sostienen que se transfieren por la AUH unos 600 millones de pesos por mes, de los cuales unos 500 millones se vuelcan al consumo casi en forma directa, y el resto permanece en las cuentas hasta que los beneficiarios demuestren la asistencia a la escuela y que cumplen con el calendario de vacunación y chequeos médicos.
“Sin lugar a dudas, es un paquete importante de dinero, unos 6 mil millones de pesos, que van al consumo, en especial en los segmentos sociales medio bajos y bajos, que son consumidores de los almacenes a quienes les proveemos”, explica a PERFIL el titular de la Cámara de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas (CADAM), Eduardo Guida. Agrega que la asignación ha promovido “en especial” las ventas de “alimentos, bebidas y otros productos básicos, como artículos de limpieza y de tocador”, que tuvieron una expansión de ventas de 5 por ciento en volumen en lo que va del año.
El impacto del plan es aún más claro entre los supermercados chinos: “Estamos registrando un aumento en las ventas de 10 por ciento en los supermercados de Villa Lugano, Mataderos y Liniers, y en una amplia zona del Conurbano sur y hacia el oeste; la más fuerte explicación es la Asignación por Hijo”, destacó a PERFIL Yolanda Durán, titular de Cedeapsa, una entidad que reúne a unos tres mil supermercados chinos. Expresó que el impacto del plan es “muy fuerte”, ya que “paralelamente registramos un descenso en las ventas de hasta 7 por ciento en unidades en otras zonas más acomodadas, como Vicente López”.
Según el director de la consultora Equis, Artemio López, “la asignación por hijo es un gran logro del Gobierno” ya que “provocó el descenso de los niveles de pobreza del 30 por ciento anterior a su aplicación hasta el 20 por ciento actual”, dijo en diálogo con PERFIL. Desde la ANSES difundieron, por su parte, una investigación del Conicet, según la cual la asignación reducirá la cantidad de pobres 30 por ciento y la indigencia 75 por ciento, en tanto que la transferencia de fondos llegaría al 0,58 por ciento del PBI argentino, “una situación inédita en el país”.
Un rato más tarde, llega a La Huella Magdalena Torres, mamá de dos chicos, y cuenta que con el dinero de la asignación paga el transporte para que su hijo menor vaya al jardín, porque en su barrio no hay. “Fue bueno porque se iniciaban las clases, pude comprarles sus útiles y todos los meses les compro una ropa que les haga falta”, añade Claudia Escobar, quien vive en el barrio Ayelén, Cuartel V.
Junto con los hijos de Magdalena y Claudia, otros cientos de miles de chicos –se estima que 250 mil hasta ahora– retomaron la escuela o empezaron el jardín de infantes; es que para cobrar los 180 pesos completos del plan los niños tienen que tener un certificado de escolaridad. Los cambios están a la vista: Rosa Nagel, quien da clases en la escuela 718 para adolescentes y adultos del partido de Moreno, explica que años atrás la clase la conformaban adultos, “este año se ha intensificado el número de adolescentes”. El ministro de Educación, Alberto Sileoni, salió por eso exultante al salón Leopoldo Marechal del Palacio Sarmiento y anunció las primeras conclusiones: en 60% de las escuelas se registró un incremento promedio del 25% de matrícula respecto de 2009.
“Los nuevos sondeos telefónicos sobre 500 escuelas nos muestran que en casi ocho de cada diez escuelas en los niveles preescolar y secundario hubo un aumento cercano a 20 por ciento en la matrícula; no en cambio en la primaria, donde ya había un altísimo nivel de escolaridad”, explicaron asesores del ministro.
Tanto creció la matrícula que hay problemas para absorber la demanda de estudiantes, muchos de los cuales ya habían ido a la escuela y por diversos motivos la abandonaron. “Por supuesto que hay problemas, pero de a poco están volviendo; no es tarea sólo nuestra, hay cientos de organizaciones trabajando, Cáritas y la Fundación SES trabajan barrio por barrio para que vuelvan a la escuela”, añadió la fuente.
La “vuelta al cole” se ve favorecida por otros programas, entre ellos becas especiales de 900 pesos a “grupos vulnerables”; compra de bicicletas y abonos de transporte público para 5.500 escuelas; asistencia de 200 pesos para 1 millón de chicos al inicio del ciclo escolar, y tutores juveniles.
Aunque hay más dudas en el Ministerio de Salud, donde no respondieron las consultas de este diario, en varias salitas y hospitales del Conurbano aseguraron que “la asignación está funcionando a todo vapor”. La definición pertenece a Belén Piera, coordinadora del Centro de Salud Presidente Ibáñez, de Morón sur, quien explica que los menores de 6 años tienen que estar anotados en el Plan Nacer y tener el calendario de vacunación completo.
“Para el control de vacunas ha habido más de 150 consultas en un día”, agrega Olga Giménez, coordinadora del Centro de Salud Dr. Gelpi, de Castelar sur, quien reconoce que cientos de personas llegaron de otros distritos para hacerse los controles y “no hubo recursos humanos” para atenderlos. Para muchos de los más de tres millones de niños, era la primera vez en años que iban al doctor.