La celebración deberá esperar

Mucha gente asocia a los judíos automáticamente al Estado de Israel, el cual recibe a menudo el apodo de “el Estado de los judíos”. Podríamos pensar que la celebración del 60 aniversario de Israel debería haber unido a todos los judíos oriundos de la bandera azul y blanca que porta la Estrella de David. No obstante, se ha transformado en un foco de profunda discordia. Varios judíos no sólo se abstienen de celebrar esta fecha sino que además manifiestan en público que no existe motivo alguno para celebrar. Tales judíos provienen de entornos distintos, tienen prácticas diferentes y conciben ideas opuestas respecto de lo que significa ser judío. 
El rabino Michael Lerner, editor de la revista judaica Tikkun de Estados Unidos, señala que detesta que la fundación de Israel también signifique Nakba, es decir, catástrofe, para los millones de palestinos refugiados. Y a sus lectores y a los miembros de la Network of Spiritual Progressives helped found, les recuerda que:
El judaísmo nos enseña a “amar al extranjero” (al Otro). Todo estado judío que no manifieste voluntad o capacidad de vivir bajo dicho compromiso no tiene base religiosa alguna ni puede generar un apoyo duradero para aquellos que entregan su vida a Dios y a la Toráh. Todo estado que no cumpla con ese mandamiento clave, finalmente no podrá brindar seguridad ni protección para el pueblo judío en el siglo XXI.
Estas palabras son de un rabino converso que acepta el concepto de sionismo, si bien no admite su actual transformación en etnocracia; también resuenan en las declaraciones de los rabinos ultraortodoxos, quienes se oponen con firmeza al sionismo en todas sus formas. Según ellos, “el pueblo judío tiene prohibido oprimir a otro pueblo. La creación del Estado de ‘Israel’ surgió a partir del robo, conquista y opresión del pueblo palestino.”
Cientos de judíos británicos, entre ellos Harold Pinter (Premio Nobel), que ideológicamente se encuentran a años luz de los ultra ortodoxos, manifestaron en The Guardian.
No podemos celebrar el aniversario de un Estado que se fundó gracias al terrorismo, a las masacres y a la expropiación de otras personas de su tierra. No podemos celebrar el aniversario de un estado que aún hoy día realiza limpiezas étnicas, que viola la ley internacional, que inflinge el horroroso castigo colectivo en la población civil de Gaza y que continúa negándole a los palestinos los derechos humanos y los intereses nacionales que poseen. Celebraremos cuando árabes y judíos vivan en forma igualitaria en un Medio Oriente pacífico.
Sin embargo, la perspectiva de lograrlo parece estar más lejos que nunca. Este es uno de los motivos por los cuales en Buenos Aires Daniel Oppenheimer, un rabino ortodoxo,  en el sitio web de Adjut Israel sugiere a su congregación que no es momento de celebrar. Tras el genocidio nazi que destruyó millones de vidas, la idea de un Estado para los judíos parecía tan lógica como prometedora.
Así fue que luego del gran dolor del holocausto, nos auto-engañamos con el beneplácito (fundado en el sentimiento de culpa) de las naciones que dio lugar a la creación del Estado. Si tantas naciones levantaron su mano en la votación de las Naciones Unidas para dar lugar a la partición de Palestina y la consiguiente creación de un hogar judío, esto sin duda significaba que el final del túnel estaba a la vista. … Sin duda, esto permitiría la convivencia con los vecinos de Israel y el fin del antisemitismo. Se había –supuestamente– encontrado la panacea para curar todos los males que nos aquejaban y todo de un solo vuelo. Sin embargo, pasaron 60 años. Y los judíos, claramente, no somos un país más en medio de los demás.
De hecho, tanto los sionistas como sus oponentes coinciden en que probablemente Israel se haya vuelto el lugar más peligroso para los judíos. Esto se ve reflejado en el caudal importante de emigración de Israel aun cuando el Estado cuenta con una fuerza militar superior y descansa en una fuerte economía. Israel ha logrado un desengaño tal que impactó hasta aquellas personas que solían ser sionistas de lo más comprometidas y destacadas.
Avraham Burg, ex vocero del Parlamento israelí y jefe de la principal Agencia Sionista Internacional, convoca a todos sus compatriotas a obtener un segundo pasaporte. Burg es un judío observador que lamenta profundamente que “de las tres identidades que me constituyen –humano, judío e israelí– siento que esta última me abstiene de gozar de las otras dos.”
La experiencia israelita ha deshumanizado a muchos judíos. El estado de Israel, fundado por la fuerza y contra la voluntad de una mayoría árabe de aquel entonces en Palestina, ha provocado que sus habitantes sufran sesenta años de constante tensión y guerras intermitentes. Según Burg, “Israel es un estado de trauma en casi todas sus dimensiones.” 
Ya sea por motivos religiosos, políticos o humanitarios, muchos judíos no celebran el 60 aniversario del Estado de Israel. Lamentan los sacrificios exigidos por el Estado y se preguntan si acaso no fueron en vano.

* Profesor de Historia en la Universidad de Montreal; es autor del libro "Contra el Estado de Israel: historia de la oposición judía al sionismo."