COLUMNISTAS
El ROL DE LOS MEDIOS

La disputa por el relato

<p>Los diarios on line agregaron visibilidad a la producción de las noticias. De cajas negras a peceras, los periodistas que habitan las redacciones tienen la posibilidad de incorporar los estímulos externos.</p>

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Los diarios on line agregaron visibilidad a la producción de las noticias. De cajas negras a peceras, los periodistas que habitan las redacciones tienen la posibilidad de incorporar los estímulos externos. El lector, al seguir los on line e incluso poder contribuir en el proceso de construcción de las noticias, dejó de sorprenderse con la tapa de los impresos. Es que la jerarquización que muestran los portales se aproxima bastante a la que se expresa en la gráfica.

Sin embargo, esa visibilidad no garantiza la transparencia que sí parecen arrimar las redes sociales. Más de lo que algunos medios tradicionales parecen estar dispuestos a tolerar en su inevitable proceso de reestructuración. Roberto Guareschi, en ediciones anteriores en PERFIL, contó algunas medidas dispuestas por el Washington Post. Entre ellas, que los redactores no deben olvidar su pertenencia al staff del WP, que no pueden sembrar dudas acerca de la imparcialidad del medio, y distinguir siempre entre la opinión y la objetividad de los hechos. Métodos tradicionales para enfrentar las nuevas tendencias. Un desajuste aún no resuelto.

De las normas del WP se desprende la influencia asignada al lugar de emisión. En el tono de la noticia y en la forma de relatar el acontecimiento. Deslizar en redes sociales detalles de esa construcción atenta contra la pretendida credibilidad. El intento por aferrarse a una supuesta imparcialidad y objetividad, de separar el hecho de la opinión y de resistir lo inevitable no alcanza para disimular la erosión que sufren los medios tradicionales en su mediación entre el acontecimiento y el gran público. Debe aceptarse que esa función está, al menos, en crisis. Y que la fragmentación se impone. Antes, las infidencias o puntos de vista del periodista se limitaban a lo privado o social reducido. Hoy, en cambio, no hay barreras. Aunque es cierto, existe la posibilidad y no la certeza.

Los tradicionales observan la transformación como un problema y no perciben la oportunidad de agregar transparencia a partir de explicitar las intenciones y ganar en credibilidad.

¿Qué es contar lo que pasa? ¿Se trata de mediatizar el acontecimiento? ¿Aseguran la multiplicidad de fuentes y la pretendida imparcialidad, la fidelidad del acontecimiento? Aún si no pensáramos a los medios tradicionales como empresas que persiguen utilidades, debe refrescarse aquello de que no hay discurso inocente o imparcial, sino una multiplicidad de discursos que conforman una realidad compleja. Cuanto más fuentes, más diversos y variados los relatos, más rica la representación. El relato periodístico, por más poder que se le asigne, no es el único que da cuenta del acontecimiento. Los relatos intentan construir la completud de aquello que sabemos siempre estará incompleto. Los hechos de gestión, conviene refrescar a los políticos y gobiernos, conforman también un relato de la realidad. El avance tecnológico y el entrenamiento periodístico de los ciudadanos relativiza al máximo el pretendido control por el relato plasmado en los medios.

¿Los medios muestran la realidad, la verdad?, suelen preguntarse en forma recurrente desde el poder político. La respuesta es categórica: No. No son un espejo. Dicen también que la agenda de los medios construye el sentido común. Falso también. Asignarle un rol todopoderoso al relato periodístico explica la pelea por el control de los medios. Otra vez: la opinión pública también se conforma con la percepción de la gestión de gobierno y tantos otros factores. Audiencia no significa votos. Los diarios no ganan elecciones.

La conversación que surge de la fragmentación mediática, del avance de las nuevas tecnologías, y de la crisis de los emisores todopoderosos, es lo que nutre a una opinión pública, siempre enigmática.

 

*Periodista. Autor de La conversación política, dirigentes, medios y audiencias.