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delito y estrategia

La gran estafa: falsificadores que lograron “engañar” hasta al Louvre de Abu Dabi

Serop Simonian, alemán de origen egipcio, acaba de ser extraditado desde Alemania a Francia, donde quedó detenido, acusado de tráfico, blanqueo de dinero y falsificación de certificados de las piezas arqueológicas vendidas a la sede del Louvre en la capital de los Emiratos Árabes. Simonian también vendió a la Compañía San Pablo de Turín el denominado “papiro de Artemidoro”, fechado en el siglo II a.C., por 2,75 millones de euros: resultó ser falso.

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Abu Dabi. El Museo del Louvre de la capital de los Emiratos Árabes Unidos. | cedoc

A fines de mayo del año pasado, en esta página, nos ocupamos del llamado a indagatoria judicial en Francia de Jean-Luc Martínez (director del Museo del Louvre entre 2013 y 2021), que en ese momento era embajador del Ministerio de Asuntos Exteriores, ocupado en la cooperación internacional del patrimonio cultural. A partir de esto fue procesado y debió renunciar al cargo.

La investigación se inició a raíz del tráfico de piezas arqueológicas en perjuicio tanto del Louvre Abu Dabi como del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, por un valor que hoy se estima en más de 64 millones de dólares. Otros involucrados fueron Roben Dib, comerciante de arte germano-libanés; el francés Christophe Kunicki, experto en arte; y un comerciante de arte egipcio, Habib Tawadros.

Un año y medio después, la investigación de la Office Central de Lutte Contre le Trafic de Biens Culturels (Oficina Central de Lucha contra el Tráfico de Bienes Culturales) ofrece resultados llamativos: estos personajes tienen vínculos (o pertenecen) a una extensa red de tráfico de antigüedades. Y el sindicado como jefe de la organización, Serop Simonian, ciudadano alemán de origen egipcio, acaba de ser extraditado desde Alemania al territorio francés, donde quedó detenido, acusado de tráfico y blanqueo de dinero. El octogenario utilizó como fachada su negocio como coleccionista ubicado en Hamburgo, Dionysos Antike Münzen und Antiquitäten (Monedas y Antigüedades Dionisio). Se estima que tendría almacenadas más de 25 mil piezas de colección en distintos puntos de Europa y Oriente Medio.

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Es que Roben Dib, capturado desde el principio, era el “director” de la galería de Dionysos. Atenta al vínculo, la publicación The Art Newspaper entrevistó a Simonian el año pasado, en ella adujo que las antigüedades procedían de la colección de su familia, marchante en El Cairo. Y que la mayoría de los objetos habían sido exportados en la década de 1970, época en que tal comercio era legal y que las piezas estuvieron depositadas durante décadas en varios museos alemanes. Pero este argumento duró poco. Un nuevo detenido, también especialista en arte radicado en París, Richard Semper, confesó –al igual que Roben Dib– que había falsificado los certificados de procedencia de las piezas arqueológicas vendidas.

No obstante, el pedido de captura francés a Simonian se remonta al 2020, e implicaba a dos de sus hijos. Se estima que el mayor, Abraham Simonian, ganó 3,7 millones de dólares con la venta del sarcófago de la princesa Henouttaouy que el Louvre Abu Dhabi compró en 2014 por 4,5 millones. Otro objeto cuestionado por su origen es un retrato de un hombre del 225 al 50 a. C. La investigación demostró que ambos tienen la misma procedencia que el sarcófago de Nedjemankh vendido a la Met y devuelto a Egipto por Estados Unidos. Con dilaciones legales en tribunales de Hamburgo, los hijos permanecen allí por razones entre humanitarias y familiares, o para no atizar la raíz del escándalo.

Es que la estrategia de depositar objetos arqueológicos en museos alemanes no solo daba institucionalidad a la procedencia de los mismos, sino que aumentaban su valor de mercado. Los implicados son el Museo Roemer & Pelizaeus de Hildesheim; el Museo Egipcio de la Universidad de Bonn; el Instituto Universitario de Trier; y durante un breve período, de 2012 a 2013, el Museo Reiss Engelhorn en Mannheim. La mayor parte de las piezas sospechosas las almacenaba el Roemer & Pelizaeus por un acuerdo de Simonian con el director, ya fallecido, Arne Eggebrecht. Relación que se remonta a los años 1980-90, a raíz de la cual los objetos no adquiridos por el Museo también se exhibieron con objetos del mismo en exposiciones itinerantes en Estados Unidos, España y Taiwán. Ni el Museo ni sus antiguos empleados son objeto de investigaciones policiales.

Mientras tanto, el Louvre busca la designación como demandante en la parte civil del caso contra su exdirector. Y aquí aparece en escena otro procesado en la estafa millonaria: Jean-François Charnier, exdirector científico de la Agencia de Museos de Francia, quien asesoró a los Emiratos Árabes sobre el desarrollo del Louvre Abu Dabi. A través de su gestión, el marchante neoyorquino Hicham Aboutaam, dueño de la galería Phoenix Ancient Art, vendió ocho obras al Louvre Abu Dabi entre 2008 y 2015, “agradeciendo” a Charnier y otras personas de su círculo con pasajes aéreos y estadías, incluyendo unas vacaciones familiares en Maldivas. Charnier, por ahora en libertad, insiste con que nunca dudó de la procedencia de las antigüedades egipcias adquiridas por Abu Dabi y que los pasajes nada tienen que ver con ello.

Sin dudas la sagacidad y capacidad simuladora de Simonian remiten a un personaje entrañable de la película La gran estafa (Ocean Eleven, 2001, remake del film de 1960 de Lewis Milestone, dirigido por Steven Soderbergh): Saul Bloom, interpretado por Carl Reiner, fallecido en 2020. Prueba de ello es una operación que realizó en Italia en 2004 y que, por suerte para él, no continuó su curso legal por vencimiento de plazos.

En ese año, Simonian vendió en 2004 a la Fundación para el Arte de la Compañía San Pablo de Turín el denominado “papiro de Artemidoro”, fechado en el siglo II a.C., por 2,75 millones de euros, objeto que resultó falso. Así lo certificaron los peritos judiciales italianos en 2018. Una estafa que quedará sin castigo: prescribió. Antes de Turín, había ofrecido el papiro al Museo Getty de Los Ángeles, quien sospechó que era una falsificación. Los Ángeles se encuentra a 430 kilómetros de Las Vegas, donde transcurre La gran estafa.