A pesar de que no nos guste a los argentinos, nuestro país juega, en el concierto de mercado de capitales, en una liga menor: la de los países de frontera. No estamos junto a Brasil, Chile, Perú, México y Colombia (todos mercados emergentes) sino en el mismo grupo que Bulgaria, Ghana y Nigeria, entre otros. Esto implica un alto riesgo para las compañías que, para invertir, deben incurrir en elevados costos que, en muchos casos, hacen inviables la rentabilidad de proyectos que implican miles de puestos de trabajo y disminuir, de este modo, el grado de marginalidad en que estamos inmersos.
Lamentablemente, estamos afuera del radar de muchos inversores internacionales por estar en esta liga, a pesar de que hoy gran cantidad de inversores internacionales miran con detenimiento a los países con grandes oportunidades de crecer, con estructuras muy parecidas a las nuestras.
Por otro lado, es imposible para un país normal pagar su deuda a medida que vaya venciendo; es imprescindible que el Gobierno renueve parte de sus vencimientos y frene el crecimiento de la presión tributaria que pesa sobre los contribuyentes.
Tres condiciones nos faltan para volver al grupo de países emergentes y retornar al mercado de capitales:
salir del default en el que parcialmente estamos (acordar con el Club de París y ofrecerles una salida airosa a los tenedores de deuda en default);
índices más fiables del INDEC;
flexibilizar el régimen de control de ingresos y egresos de capitales.
Es obvio que la derogación o flexibilización de la Ley Cerrojo (Ley 26.017 de febrero de 2005) no debería ser un obstáculo ante las actuales circunstancias que vive el país y de las que imprescindiblemente necesita salir. Hoy la crisis del primer mundo nos está brindando una oportunidad excelente: aprovechar la salida de capitales carentes de rentabilidad y que luchan por quitar la sombra de incertidumbre que también se cierne sobre ellos.
La flexibilización de la negociación con las deudas en default sólo supone unos 20 mil millones de dólares de reconversión de deudas y una apertura a un mercado de financiamiento de varias veces dicho monto. En el corto plazo, la disminución del costo financiero argentino –tanto para el Estado como para las empresas– absorberá el efecto que suponen los pagos de los intereses y amortización de deuda que representará su renegociación.
En la actualidad, la deuda externa argentina, incluyendo el monto adeudado a los tenedores de deudas en default (aproximadamente 50% de nuestro Producto Bruto Interno-PBI), es sustancialmente inferior a las deudas de los países desarrollados tomados en su conjunto, donde superan el 70% de sus respectivos PBI; en otras palabras: Argentina ya superó holgadamente la incómoda situación del pasado donde estábamos a la cabeza del ranking de presión de endeudamiento financiero, pero, por otro lado, somos el único país del grupo de los 20 que estamos fuera de los mercados internacionales de capitales. Por otra parte, es condición necesaria, para que Argentina vuelva a ser un país normal, que pueda desarrollarse un mercado de capitales a nivel local donde puedan ingresar los capitales internacionales y se integren a los locales para que no sea una alternativa lógica la salida de capitales que buscan refugios en el exterior. Evidentemente, es imprescindible que nuestras empresas puedan ampliar su capital y emitir deudas a costos normales y que el peso del costo financiero del país no sea una continua sobrecarga. Sin dudas, los beneficios de tomar las medidas antes citadas posibilitarán un fuerte crecimiento para el país en el corto plazo, permitiendo que los fondos derramados que se acercan a Brasil lleguen a Argentina y sea el Mercosur un territorio atractivo para los capitales que hoy egresan de los países desarrollados y miran a los emergentes.
El mercado de capitales tiene poca memoria y es necesario ayudar a que se olvide pronto el modo en que Argentina enfrentó la crisis de 2001 y vuelva a creer en nuestro país; para lo cual, salir definitivamente del default es una condición totalmente necesaria.
*Director Facultad de Ciencias Empresariales Universidad Austral.