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crisis bolivariana

La lealtad militar es la clave

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Puños en alto. Maduro se muestra en todo momento junto a uniformados. | ap

Existe un alto grado de consenso, entre los analistas del caso venezolano, en que una resolución a esa crisis depende en última instancia de la estructura de apoyos del gobierno de Nicolás Maduro, mucho más que de las presiones externas. En este punto, ocupan un lugar las fuerzas armadas, que hasta el momento han permanecido orgánicamente subordinados al mandatario instalado en el Palacio de Miraflores, desoyendo los llamados de Juan Guaidó a cambiar de postura y plegarse a los reclamos de vastos sectores de la sociedad, que él representa.

Una primera explicación a esa conducta castrense rescata el carácter verticalista y no deliberativo de las instituciones militares, indicando que el grueso de sus integrantes se subordina a las órdenes de sus jefes, para agregar que tales jefes son leales a Maduro mucho más por razones empíricas que por ideales: han participado, en mayor o menor medida, en actividades ilícitas auspiciadas –o cuanto menos toleradas– por el Poder Ejecutivo, incluyendo el tráfico de dogas. Aunque por otros motivos, el miedo a la cárcel como reaseguro de la lealtad podría ser un mecanismo que también alcanza a aquellos altos mandos militares sobre quienes pesan acusaciones de violaciones de los Derechos Humanos en el marco de la neutralización a las actividades de la oposición en los últimos años.

La lealtad militar también reconoce causales ideológicas, que se entienden a partir de un adoctrinamiento intensivo durante más de veinte años de chavismo, con fuerte grado de antinorteamericanismo. Y, por otro lado, severos y constantes controles en el seno de las instituciones militares, donde los órganos de contrainteligencia cubanos jugarían un papel esencial, han ayudado a detectar y neutralizar indicios tempranos de insubordinación.

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Los eventos de inicios de esta semana permiten suponer que la tan ansiada fragmentación de la estructura militar de apoyo a Maduro está teniendo lugar. La liberación de Leopoldo López en la propia cara de Maduro y su ministro de Defensa, Vladimir Padrino, es un indicador elocuente. En este sentido, la pérdida del respaldo militar, o al menos de una porción relevante de las instituciones armadas, podría producir una permeabilidad gubernamental al diálogo con la oposición, facilitando la implementación de un mecanismo de negociación y concertación política que evolucione hacia un sistema verdaderamente democrático, republicano, con pleno respeto a la ley y a los Derechos Humanos.
Contra algunas opiniones, el levantamiento que Guaidó encabezó en los últimos días en modo alguno puede computarse como un fracaso.

 

*Profesor de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Austral.