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Garantias

La ley del encaje

Casi hubo una masacre, como que enfrente hay un colegio y si en ese momento toca el timbre de salida, quién sabe lo que hubiera habido. ¿Qué fue lo que pasó?

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Casi hubo una masacre, como que enfrente hay un colegio y si en ese momento toca el timbre de salida, quién sabe lo que hubiera habido. ¿Qué fue lo que pasó? Un delincuente asaltó una clínica y armado con una pistola de ésas de far west alzó cinco mil dólares y cuando se vio rodeado por la policía porque en el quirófano del primer piso un médico oyó lo que pasaba y llamó al 911, tomó tres rehenes y los encerró en una sala de espera interior. Exactamente el cuadro de hace quince años cuando este mismo tipo asaltó un negocio, tomó rehenes, de los cuales uno murió, lo apresaron y le dieron prisión perpetua. Pero estaba libre. Intervino uno de estos jueces llamados garantistas porque les garantizan a los reos que después de haber matado a toda su familia a hachazos, en vez de estar para siempre en la sórdida gayola, van a salir a los seis meses y efectivamente salen y vuelven a asaltar y a matar y a violar. Fui al gran libro de Sebastián de Covarrubias Horozco, Tesoro de la Lengua Castellana o Española y me encontré con la palabra encaje, que viene de encaxar. Según Messer Covarrubias, encajar es “entremeter una cosa con otra”, que es precisamente lo que pasa con estos funcionarios de la justicia. Más aún, sigamos con Covarrubias: hay una cosa que se llama “ley del encaje” que es “la resolución que el juez toma por lo que a él se le ha encajado en la cabeza, sin tener atención a lo que las leyes disponen”. ¿Y si estos jueces garantistas en vez de largar a los delincuentes les garantizaran cárceles limpias, sanas, con guardiacárceles educados para la tarea, en donde según las leyes y sin encajes, los delincuentes pudieran educarse, aprender a leer, a escribir, a trabajar, a ser personas de bien?