En estos últimos días hubo muchas novedades y sucesos respecto a la niñez en el país. Algunos promisorios y otros devastadores, pero todos coincidieron en la crítica situación en la que está la niñez en el país. Empecemos por el promisorio: Unicef presentó el martes 28 de marzo una campaña #GuardavidasDeLaInfancia con cuatro spots que señalan la situación de la niñez que requiere “seamos la generación que saque a las chicas y los chicos del peligro. “Así nos interpela”. Las situaciones de peligro son: un poco más de la mitad de los menores de 19 años vive en la pobreza, más de un millón se saltea una comida por día, porque en su casa no tienen recursos. A esto se suma que uno de cada dos jóvenes en situación de pobreza no termina el colegio secundario; que muchos niños de 0 a 3 años quedan al cuidado de su hermanita o hermanito porque sus padres trabajan, esto implica que tienen cuidados mínimos y como si todo esto fuera poco: seis de cada diez sufre maltratos diversos. Quienes se quieran sumar a esta campaña serán bienvenidos.
A los pocos días se difundió un ejemplo tristísimo de la realidad de nuestra infancia, la muerte de una beba de tres meses que vivía en la calle con sus padres. Este caso impactó mucho por su dramatismo y porque estaban viviendo a menos de cien metros de la Casa Rosada. Pero quienes trabajamos en la niñez sabemos la cantidad de niñas y niños que mueren o que están gravemente enfermos de desnutrición y otras patologías. Incluso en zonas del Norte del país, especialmente en la provincia de Salta por falta de agua además de alimentos. Pero como no llegan a la prensa la mayoría de la ciudadanía no los ve: es como si no ocurrieran. Ahora se sumaron dos muertes más en Salta de niñas, siempre en la zona con déficit de agua, además de otras cosas y con servicios de salud muy deficitarios y lejos de sus lugares de residencia sin transporte para trasladar a los enfermos graves.
Seguimos con las malas noticias. En la semana el Indec presentó el índice de pobreza y con tristeza debemos reconocer que sigue creciendo y los pronósticos dicen que seguirá creciendo, y señalan como el principal factor causal a la inflación, que agrava la capacidad adquisitiva de los más pobres. Según la nota publicada el domingo en Política Económica de PERFIL el 54,2% de los niños de 0 a 14 años son pobres y si se consideran hasta los 17 años el 54,6%. Esto es muy grave y apoya lo planteado en la campaña de Unicef. Como señala Agustín Salvia en su artículo en esa misma sección el domingo: “el problema de la pobreza sigue siendo la falta de crecimiento equilibrado y de una política redistributiva fundada en el desarrollo de capacidades productivas en los sectores más rezagados”. Casi enseguida nos enteramos de que el gobierno nacional devolvió una parte del presupuesto para la niñez asignado en el Presupuesto 2023 que había quitado. Pero nuestra alegría duró poco, porque esto era solo un mínimo porcentaje. Quiere decir que frente a esta situación crítica de la infancia el PEN disminuyó la asignación original del Presupuesto. Es por esto que necesitamos como sociedad asumir la demanda de recuperar el apoyo y aumentarlo, si fuere necesario, para paliar el impacto de la pobreza, esto implica reforzar la partida para apoyo alimentario, que es una de las que se disminuyó, así como otras para crear y reforzar las guarderías para niños de 0 a 3 años de población vulnerable, entre otras.
La última mala noticia es que hay múltiples hogares que atienden a niños a los que se les debe la partida correspondiente desde hace varios meses. Entendemos que la situación económica es crítica, pero no es con los niños que se debe paliar. Por eso es fundamental que las Comisiones de Niñez y Presupuesto de Diputados revisen esta situación y ayuden al PEN a adoptar las medidas necesarias para asegurar la recuperación de esas partidas a la mayor brevedad.
