COLUMNISTAS
Asuntos internos

La tríada oscura

16-4-2023-Logo Perfil
. | CEDOC PERFIL

Lo extraño de leer es, entre muchas otras cosas, que la mayoría de las veces, si nos dedicamos a leer buenos libros, terminamos involucrados, patológicamente, con seres repletos de problemas. Con esto me refiero a que no se hace literatura con personajes sanos, que tienen buenas intenciones y que no hacen otra cosa que insuflar amor en quienes los rodean; por lo general, los personajes más interesantes son aquellos caracterizados por ajustarse a lo que se ha dado en llamar la tríada oscura, una expresión acuñada en 2002 por los psicólogos Delroy Paulhus y Kevin Williams, y que define a las personas que presentan tres aspectos dominantes: narcisismo, maquiavelismo y un nivel mensurable de psicopatía. A veces, estos personajes pueden mostrar una cuarta característica, transformando la tríada oscura en una tétrada: el sadismo, o sea el placer producido por el sufrimiento de los demás. Hay quienes sostienen que todos los que presentan los rasgos de la tríada son también sádicos, porque el narcisismo, el maquiavelismo y la psicopatía expresan una inclinación al sadismo. No importa, sean los elementos ocuros tres o cuatro, lo que resulta es que esos personajes le hacen la vida insoportable a alguien.De hecho, pueden hacer que la del lector se vuelva un infierno, haciendo que termine más preocupado por sus tribulaciones imaginarias que por lo que le pasa a su propio vecino de carne y hueso.

No quiero decir que solo las novelas interesantes están plagadas de sádicos, pero sin una dosis generosa de sadismo en algún personaje, el motor de la novela se apaga, o empieza a fallar y a lanzar humo. Así es como en ciertas ocasiones, cuando escribimos, nos encontramos en medio de la ruta con el capot levantado, tratando de entender qué es lo que está fallando. Generalmente todo se soluciona haciendo entrar al baile a un sádico; la inclusión funciona como un cambio de aceite: el motor vuelve a girar sin el menor ruido y el auto vuelve a deslizarse sobre el asfalto liso como una pista de esquí. Esas personas de las que convendría que nos mantengamos alejados en nuestra vida son bienvenidos en las novelas, y de hecho, si no aparece ninguna con esos rasgos de personalidad, los extrañamos, la novela se vuelve una sopa fría: puede consumirse, de hecho la consumimos todos los días, pero no sabe igual que una novela dentro de la cual se mueve un buen psicópata.

El psicólogo estadounidense Scott Barry Kaufman estudió la tríada oscura y sostiene que estas características forman un continuum y que, en medidas distintas, están presentes en todos. Razón de más para no hacerlas desaparecer de aquello que escribimos, dado que sus portadores viven entre nosotros, o mejor dicho, los portadores somos nosotros mismos. Trabajar con ellos es desastroso; enamorarse de ellos es terrible. Como amantes suelen ser manipuladores y controladores, y en el peor de los casos dejan el corazón roto y la billetera vacía. Si son políticos, pueden causar daños enormes. Tenerlos como seguidores en las redes sociales puede provocarnos insomnio y dolores de cabeza. 

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Como lectores experimentamos una comprensible dosis de schadenfreude, la alegría causada por la mala suerte de los demás. Los personajes suelen toparse con gente arrogante, vanidosa, que se comporta como víctima, que tiende a manipular la verdad de acuerdo a sus propios intereses o lisa y llanamente mentir, que sufre manía de grandeza, falta de remordimientos y de empatía.

Leer una novela en donde al personaje principal le va mejor que a nosotros es algo malsano, o peor aún, tiempo perdido. Los psicópatas, en ese sentido, nos alegran la vida. Pensándolo bien, escribir es un tipo de psicopatía. Todo eso referido a los psicópatas en los libros. Si algún lector piensa que es uno de ellos, por el bien de todos, pero sobre todo por ustedes mismos, pidan ayuda.