Los expertos en las primarias de EE.UU. señalan que, en el último medio siglo, no se registra un proceso tan incierto ni tampoco que esta incertidumbre se dé en ambos partidos a la vez.
Ello parecería corroborar el fenómeno político mundial que muestra votantes cada vez más independientes, electorados cautivos en disminución, y descrédito de las estructuras políticas y de quienes las representan en calidad de políticos profesionales.
El desgaste republicano tras dos períodos de Bush, sumándose a dos grandes novedades, la posibilidad de que una mujer como Hillary llegue a la presidencia o que alguien de la minoría afro, como el caso de Obama, también lo haga concentran mayor atención en el Partido Demócrata.
Pero en el Republicano también tiene lugar un proceso cambiante y un tanto sorpresivo que está afectando a los candidatos que, como Giuliani, parecían casi consagrados.
La última elección presidencial norteamericana, con la puja Bush-Kerry, se globalizó y se realizaron varias encuestas a nivel mundial, donde quedó claro que si el mundo hubiera votado, el segundo hubiera ganado en forma abrumadora.
En alguna medida, la puja Hillary-Obama está adquiriendo interés político y mediático internacional. Antes sólo los expertos seguían las primarias de EE.UU. en el resto del mundo, pero hoy, a través de la televisión e Internet, lo hace cada vez más gente.
América latina no ha aparecido en esta campaña a pesar de la importancia del voto hispano.
Pero más allá de esta incertidumbre, ha sido el politólogo francés Guy Sorman, que vive la mitad del año enseñando en universidades estadounidenses, quien ha señalado con acierto que el próximo presidente de EE.UU. podrá ser republicano o demócrata, hombre o mujer, o afro, pero seguramente será alguien que profesa la religión.
La significación del factor religioso en el proceso político es quizá la diferencia más importante hoy entre Europa y EE.UU., y ello también se hace evidente en las primarias.
*Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.