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Límites y renovaciones

Libros 20230708
Libros | Unsplash | Darwin Vegher

Al lector le interesará saber que mi decisión de entregarle a la posteridad un Catálogo Universal de opacidades, es decir, una reseña completa de obras y nombres de creadores de ínfima categoría o considerados como tales, desde Adán hasta el presente, ha suscitado un enorme entusiasmo en amplios sectores de la inteligencia local y de los especialistas en diversas disciplinas artísticas. Es que, bien mirada, la tarea que emprendo es más cuesta arriba que la que encararon en su momento Harold Bloom –con su Genios y su Canon occidental–, y Paul Johnson –con su Creadores.  No importa quién copió al otro ni la calidad de sus resultados.  Ambos –especialistas en el énfasis y la divulgación– no hicieron otra cosa que derramar la previsible ristra de elogios sobre las previsibles figuras de Bach, Beethoven, Durero, Shakespeare, Goethe, Turner, Hokusai, Daneri, Cervantes, y sigue la lista. ¿Qué decir de este esfuerzo de perezosos, de este afán de zanguangos que se limitan a enlazar en tira de chorizos bombón veinte o treinta nombres de los que ya nadie ignora nada? ¿Qué aportan de nuevo al mundo?

La tarea que emprendo es más cuesta arriba que la que encararon Harold Bloom y Paul Johnson

En cambio yo… en cambio yo, y ya se suman decenas de colaboradores anónimos,  nos esforzamos en encontrar y rescatar las figuras de cientos, miles, decenas de miles de artistas ignorados, olvidados, ofendidos, humillados por la falta de consideración, de relieve, de recuerdo de su labor. Que de golpe, y por arte de una revalorización oportuna, surgida quizá, incluso, de un nuevo examen a partir de su inclusión en mi Catálogo,  eventualmente podrían pasar  a figurar dentro del pelotón de las primas donnas. Porque, en el fondo, mi Catálogo soplará nuevos vientos sobre las planicies congeladas de los anteriores cánones.

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Como segundo ejemplo de estas operaciones paradojales (donde lo malo puede volverse supremo y lo raro transfigurarse en signo de lo ortodoxo), dejo un pequeño enigma a consideración de los participantes: ¿quién es el artista que debería figurar en mi Catálogo? ¿El que expuso una banana pintada con cinta adhesiva en la pared de una galería (valor US$ 120 mil), el espectador con hambre que retiró la banana y se la comió, o el galerista que colocó otra banana en el mismo sitio y al mismo precio?