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DIVORCIO

Llegar a un acuerdo

Pocos aspectos de la vida cotidiana de las personas resultan más tocados por la ley que las cuestiones relacionadas con el derecho de familia.

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Pocos aspectos de la vida cotidiana de las personas resultan más tocados por la ley que las cuestiones relacionadas con el derecho de familia. Cuando otras áreas del derecho entran en el radar físico de las personas es porque algo excepcional ha ocurrido, un delito o un accidente, o un conflicto laboral o comercial, o la quiebra de una actividad empresarial. El derecho de familia, en cambio, sobrevuela sin consultar la relación amorosa, la posición como padres o hijos, la decisión de casarse o no casarse, para moldear la vida después de la ruptura y los daños colaterales que una separación más o menos conflictiva pueda dejar en los hijos.

Se supone que hay responsabilidades y derechos que generan estos vínculos pero es frecuente fundarlos sobre un saber frágil que construye el boca a boca, las historias de amigos o parientes o la imagen de la familia y el amor en la literatura o en el cine. Entonces, cuando es momento de afrontar las consecuencias de esas decisiones, aparecen revelaciones que pueden ser catastróficas para la vida de las personas. (...)

Tan solo hasta 2015, el divorcio se concedía únicamente si, a falta de acuerdo de ambos, se configuraban causales que llevaran a atribuir la culpa de la ruptura a alguno de los cónyuges, lo cual generaba una expectativa a quien se pensaba inocente, si sobrellevaba un largo y costoso proceso judicial. El nuevo Código Civil (ya no tan nuevo al momento de cerrar este proyecto) hizo que el libro y las soluciones para la vida de la familia en la Argentina fueran cambiando rotundamente durante por lo menos tres años. Actualmente, la ley no distingue entre mujeres y varones para conformar un matrimonio, administrar bienes o distribuir la responsabilidad parental y el cuidado personal de los hijos. Sobre estos principios intentamos reflejar ejemplos, posibilidades de conflicto y resoluciones en base a la ley vigente.

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Sin embargo, debe notarse que en el escenario de cuidado de los hijos, aunque el lenguaje de la ley intenta acompañar el camino hacia una distribución más equitativa entre varones y mujeres –reconociendo el valor económico del aporte de quien realiza más cuerpo a cuerpo las tareas cotidianas–, la realidad queda un poco por detrás. Las mujeres siguen siendo quienes más dedican su tiempo al cuidado, y continúan teniendo menores ingresos (en parte porque dedican más tiempo a lo doméstico). Al momento de tener que acordar una cuota alimentaria, encuentran más resistencias de parte de sus ex parejas, quienes no terminan de reconocer el contenido económico que debe darse a su aporte. (...)

Guías para armar un buen divorcio

(...) Es frecuente que las mujeres tengan más dificultades que los hombres para hablar sobre el dinero, pero no es un problema exclusivo de ellas. En cualquiera de estos casos, para anticiparse de una manera realista a cuestiones económicas que estarán presentes en el transcurso de la separación, sugerimos empezar haciendo algunas listas.

Lista 1. ¿Cuánto cuesta vivir de la manera en que vivo/vivimos? ¿Se paga un alquiler o la vivienda es propiedad de uno o ambos? ¿Cuáles son los gastos de la casa? ¿Cuánto se paga de alquiler, impuestos, luz, gas, agua, teléfono, expensas, internet? ¿Cuánto se gasta en comida? ¿Cuánto se gasta en salud y remedios? ¿En transporte de los hijos menores? ¿Cuáles son mis gastos personales? ¿Qué otros gastos tienen nuestros hijos (ropa, actividades extracurriculares, actividades recreativas, etc.)?

Lista 2. ¿De dónde sale el dinero que paga los gastos de la familia? ¿Los dos contribuyen a pagar las cuentas? ¿En qué medida? ¿Hay cuentas bancarias? ¿Cuáles son? ¿Tienen firma los dos? ¿Dónde están los ahorros? ¿Hay caja de seguridad? ¿Con acceso de ambos? ¿Dónde están las llaves? ¿Dónde están los títulos de propiedad? ¿Dónde está la cédula verde del auto? ¿Seguros? ¿Quién es beneficiaria/o?

Lista 3. ¿Qué actividad desarrolla mi marido/mi esposa? ¿Dónde trabaja? ¿Dónde queda su oficina? ¿Cómo se llama la sociedad para la que trabaja? ¿Es empleado/a? ¿Monotributista? ¿Declara sus bienes personales? ¿Paga impuesto a las ganancias? ¿Quién cobra en su negocio? ¿Hay una caja? ¿Puestos de venta?

Lista 4. ¿Alguno de los dos colecciona objetos que puedan tener valor económico? ¿Qué objetos hay en la casa que me preocupe especialmente mantener? ¿Tengo los certificados de autenticidad de las obras de arte de nuestra colección? ¿Tienen valor de mercado? ¿Cuánto valen? ¿Qué pasa con los valiosos regalos de aniversario? ¿Será como dicen, que llevo colgado un departamento de un ambiente en mis orejas?

Lista 5. ¿Cuál es la empresa de medicina prepaga o la cobertura de salud? ¿Cuál es el plan y la extensión de la cobertura? ¿Qué pasa con los reintegros que deben hacerse si uno paga, pero son depositados en la cuenta que controla el otro? ¿En qué cuenta se depositan?

Lista 6. ¿Cuánto cuesta realmente la educación de nuestros hijos y su cuidado? Si los chicos van a colegio privado, ¿cuáles son los costos de matrícula, transporte escolar, comida, uniformes, libros? Si se contrata alguna persona para su atención, ¿cuánto cuesta?

Lista 7. Caja chica: ¿cuánto dinero de bolsillo necesita esta familia para afrontar gastos que no son fijos, pero que son frecuentes?

Lista 8. Documentación: ¿se cuenta con copias u originales de la escritura de la casa, contratos de alquiler, documentación de sociedades, declaraciones de impuestos, resúmenes de cuentas bancarias?

Como señalamos, estos no son los únicos ítems que aparecerán en las listas de temas a conversar en el divorcio, pero sirven para tener datos objetivos de cómo se compone el cuadro de ingresos y egresos y cómo es posible que quede luego del divorcio. Pero es una forma de visibilizar la información necesaria para llegar a un buen acuerdo entre las partes y un posible modo de empezar a analizar nuestra situación.

*Autoras de Todo lo que necesitás saber sobre el divorcio, Paidós (fragmento).