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Lo peor de Mauricio & Cristina

Lo peor de esta pareja no es que detente el poder, sino que tarde o temprano tendrá que transferirlo al peor sucesor imaginable. Tal vez esto sea resultado del predominio del marketing político.

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Lo peor de esta pareja no es que detente el poder, sino que tarde o temprano tendrá que transferirlo al peor sucesor imaginable.

Tal vez esto sea resultado del predominio del marketing político. Lejos están los tiempos en los que el objetivo central de esa tecnología eran la construcción del candidato y la formulación de promesas verosímiles y atractivas para los frecuentadores del cuarto oscuro. La ventaja comparativa del marketing se terminó. Ya hay no menos de un centenar de profesionales bien capacitados para manipular la opinión y más de diez agencias y consultoras idóneas y tan dispuestas como ellos a colaborar con el mejor postor.

A esta oferta de talento se agregan agencias internacionales y estrellas americanas, francesas, brasileñas y hasta ecuatorianas que bajan desde el cielo a Ezeiza y atraviesan como rayos despachos oficiales u oficinas fantasmas de opositores y rápidamente vuelven a subir al cielo desde Ezeiza con una breve escala técnica en el cambista o en el banco para cobrar. Dinero, en especial dinero negro, es lo que sobra.

Tal sobreoferta de mano de obra ha terminado por igualar las chances de los que juegan al poder a la hora de fabricar discursos o urdir mentiras. Hasta ignotos intendentes de pueblo y oscuros concejales salen a la pesca de aportes entre sus favorecidos favorecedores munidos de láminas de Power Point o flanqueados por consultores procedentes de alguna capital. Por esa suerte de empate técnico, se agota el rendimiento de las estrategias discursivas y prosperan las que podrían llamarse “estrategias operativas”. Cuando deja de rendir la elaboración de discursos, el esfuerzo estratégico se aplica a la fabricación de emisores –esos sellos de goma con una veintena de militantes remunerados– y a la producción de acontecimientos.

Por ejemplo, esta semana el gremio de camioneros –o la familia que maneja el gremio de camioneros– bloqueó la distribución de dos matutinos con malas noticias para la familia presidencial. Días antes, una “columna” compuesta por no más del uno por mil de los habitantes de la Villa 31 paralizó el ingreso a la Ciudad sin otro objetivo que crearle problemas al pobre Macri, como si él mismo y su corte de ineficiencia no bastasen para neutralizarlo. El éxito táctico de Kirchner, o de quien haya creado la ingeniería anti PRO, es atribuible a una constelación de sellos de goma y “organizaciones sociales” con una eficaz agenda de penales que nadie, en el Gobierno de la Ciudad, atina a atajar. El error estratégico ha sido no darle tiempo a perder por la suma de sus goles en contra.