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Los protocolos de los sabios

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| Cedoc

Hace unas semanas (o varios meses, quién sabe) escuché al Dr. Fernán Quirós referirse a si mismo como “nosotros, los líderes” (ese predicativo subjetivo retuvo mi atención a tal punto que no estoy seguro del resto pero creo que continuaba diciendo: “tenemos que llevar tranquilidad”). Con el correr de las horas (o los años) acepté que el Dr. Quirós es, efectivamente, un líder de nuestro tiempo, y que lo seguirá siendo durante los tiempos de la Neue Tranquilität que se avecina. 

Ya se oyen las desgarraduras del encierro, la Patria se despereza para reorganizarse, surgen los cuatrocientos noventa protocolos que debemos a los sabios de Quirós. Nos dicen que se avecina una nueva fase. ¡Estamos listos para salir al ruedo! Y ya las masas corean: “¡Santa trazabilidad, Fernán!, Holly distance!”.

Como yo soy un poco afásico, hemos decidido complementar los protocolos metropolitanos para la próxima fase con nuestras propias normas y gadgets. Por lo general, usamos con regularidad un frasco con vinagre, un termómetro y un oxímetro-saturómetro que tenemos a mano. Pero con la apertura habrá que tomar precauciones adicionales. 

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Por fortuna hay otro héroe de nuestro tiempo al cual recurrir. Hemos instalado en la casa donde pasamos la cuarentena y donde ejercitaremos la Neue Normalität un reflector que apunta al cielo. Lo hemos probado, tarareando con ritmo de twist: “tararararara-rarara-rarará-¡Berni!”, Y bajamos la palanca.

La Berniseñal funciona a las mil maravillas. Un héroe armado montado en su moto se imprime contra la noche sola. ¿Vendrá? ¿Acudirá a desatar los nudos, a proveer al desprovisto, a ordenar lo desordenado y a despertar a quien duerme?

Lo imaginamos descolgándose de los techos con su bernisoga, o saltando desde un bernicóptero. Sabemos que con él vigilándonos podremos dormir tranquilos. Y con los protocolos de los sabios de Quirós podremos vivir tranquilos.

¿Qué más podríamos pedir?