Fue una semana de malas noticias para el gobierno nacional. La primera fue el resultado de la elección a gobernador de la provincia de Corrientes. La segunda, el fallo del juez federal Claudio Bonadio por el que procesó a Guillermo Moreno en la causa por los aprietes y la censura contra las consultoras que estudian y publican los índices de la inflación mensual.
En Corrientes el Gobierno puso mucha plata. A Ricardo Colombi, el gobernador reelecto, nunca lo quisieron en la Casa Rosada. En verdad, en el núcleo duro del kirchnerismo no quieren a nadie que no sea del palo. La gestión del mandatario correntino ha debido batallar hasta aquí con las consecuencias de ese “desamor”. Para apoyar a Carlos “Camau” Espínola no se escatimaron ni esfuerzos ni recursos. Parte de los fondos que no le dieron al gobernador se los aportaron al candidato del Frente para la Victoria. Así y todo no alcanzó para conseguir el ansiado triunfo.
El procesamiento de Guillermo Moreno ha golpeado fuertemente al Gobierno y lo ha puesto en alerta. Los enemigos que el secretario tiene dentro del oficialismo –que son muchos– festejaron. Quien no lo hizo así fue la Presidenta, para quien el secretario de Comercio es una pieza clave.
La verdad es que Moreno es el responsable no sólo de los atropellos antidemocráticos contra las consultoras económicas por los que se lo ha procesado, sino que también es el ideólogo de muchas de las medidas adoptadas por Cristina Fernández de Kirchner desde el inicio de su segundo mandato que han terminado en fracasos rotundos.
A pesar de todo ello, el secretario de Comercio Interior –que trata de “chorro” al vicepresidente Amado Boudou, que llama “Arrostito” a la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, que desprecia al viceministro de Economía, Axel Kicillof, y minimiza al ministro de Economía, Hernán Lorenzino– es, hasta ahora, intocable.
Las voces críticas que desde el interior del Gobierno se alzan con mayor frecuencia y volumen contra Moreno se detienen en la puerta del despacho presidencial. Nadie osa hablar mal de él ante Fernández de Kirchner. Criticarlo sería como hablar mal de ella misma, ya que la Presidenta ha sido y sigue siendo quien avala todas y cada una de las iniciativas del secretario de Comercio.
El fallo del juez federal Bonadio es mirado con inquietud y preocupación en las esferas del oficialismo ya que muchos lo ven como un presagio de lo que vendrá durante el crepúsculo del kirchnerismo en el poder.
Quien la sigue pasando mal es el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo. La puesta en escena del Aló Presidenta del lunes pasado, donde se lo vio acompañando a la jefa de Estado, que le dedicó un mimo en medio de tanto maltrato al que lo somete, no le sirvió de mucho. El sorpresivo y disparatado paro de los maquinistas del jueves por la mañana que paralizó las líneas San Martín y Belgrano Sur irritó sobremanera al ministro. Es que Randazzo mantiene una interna feroz con Julio De Vido desde el momento en que el ministro de Planificación vio partir a la Secretaría de Transporte del ejido de su jurisdicción.
La Fraternidad –el gremio de los maquinistas– tenía una aceitada relación con De Vido que no se ha trasladado a Randazzo, cuyas declaraciones –“en los últimos cincuenta años no se ha hecho nada en materia de ferrocarriles”– dejan no sólo mal parado a su poco querido colega de gabinete sino también a la Presidenta.
Durante la semana, el oficialismo trabajó mucho para ver cómo uniforma el discurso en torno de la seguridad, que es el tópico sobre el que ha debido armar su campaña Martín Insaurralde. A tales fines hubo una reunión en la que se buscó limar las diferencias y las asperezas entre el candidato y varios alfiles del kirchnerismo que habían expresado su rechazo a las ideas de Insaurralde. Todo eso durará hasta el 27 de octubre. Casi nada quedará de ello luego de esa fecha si es que, tal como lo señalan las encuestas, el Gobierno no logra revertir la derrota en la provincia de Buenos Aires.
Es notable apreciar cómo Sergio Massa le ha impuesto la agenda al Gobierno obligándolo a contradecir posturas que se presentaban como si fueran un dogma. Las encuestas serias le dan al intendente de Tigre cifras que, en promedio, no bajan del 40% con diferencias sobre Insaurralde que se estiran a diez puntos y más.
En ese contexto, el debate por la aprobación del Presupuesto 2014 tendrá el miércoles un nuevo capítulo en Diputados. La Presidenta dijo el viernes en un acto en Ezeiza: “Les pido que todos pongamos el esfuerzo para que, cuando se trata un Presupuesto, se comprenda que, cuando se discuten los fondos y recursos, no son para la Presidenta sino que están diseminados a lo largo y a lo ancho del país, en obras y servicios para los 40 millones de argentinos”. El mensaje fue leído por algunos representantes de la oposición como un intento de victimización del Gobierno ante la posible falta de quórum que no permitiría el debate en la Cámara baja. Por esa razón, diputados del Frente Renovador negocian con el radicalismo y el PRO para poder dar debate y tratar de conseguir algunas limitaciones en el impuesto al cheque y en la Ley de Emergencia Económica.
Hoy se emitirá, a las 20.15, la segunda parte de la entrevista que el periodista Hernán Brienza le realizara a Cristina Fernández. En la primera entrega, la Presidenta se refirió a su juventud, intentó explicar qué es el kirchnerismo y habló de los esfuerzos que hace el país para poder pagar la deuda externa. Como sabemos, nada dijo de la inflación, la inseguridad, los casos de corrupción de los que se acusa a funcionarios de su gobierno ni del cepo cambiario. Quizá hoy sea el día. La esperanza es lo último que se pierde.
Producción periodística: Guido Baistrocchi.