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Malvinas y petróleo

La movida de los últimos días en torno a la exploración petrolera inglesa en las Malvinas, los rumores, la memoria trágica y no superada de una guerra perdida y el respaldo regional obtenido por Cristina Kirchner en el Grupo Río (en México) han puesto en el tapete muy diferentes cuestiones.

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La movida de los últimos días en torno a la exploración petrolera inglesa en las Malvinas, los rumores, la memoria trágica y no superada de una guerra perdida y el respaldo regional obtenido por Cristina Kirchner en el Grupo Río (en México) han puesto en el tapete muy diferentes cuestiones. En primer término, si no es producto de una euforia poco sustentable la existencia de petróleo en la cuenca de las Islas. Y, en caso de que se comprueba su presencia, si resulta rentable su extracción. En segundo lugar el asunto está atado a un inexorable balance negativo, a través de los años, de la política exterior argentina y el fracaso en el reclamo de soberanía. Luego, qué queda por hacer de ahora en más, cuál es la ruta propicia para legitimar la posición nacional.
La búsqueda de petróleo en las Malvinas está envuelta en episodios legendarios. Hace más de cuarenta años se hablaba de la presencia de barcos de exploración, con procedimientos de la época, a cargo de importantes multinacionales. Los resultados se mantuvieron en recatado silencio, nunca lograron trascender, habrían sido archivados.
Se sabe que hace doce años, cuando el barril cotizaba a menos de US$ 20, se perforaron seis pozos en la Cuenca Norte de la zona, y al menos en cinco de ellos hubo presencia de estructuras promisorias. Pero en ese mismo año investigaciones noruegas en el lugar vieron frustradas sus expectativas.
Seguridad no hay, pero se insiste con optimismo en hallazgos que deslumbrarían. Ahora ciertas informaciones detallan que a falta de información cierta se dispondría de unos 60.000 millones de barriles de crudo entre 100 y 150 kilómetros rumbo norte de las Islas.

Comparado con Brasil, que ha detectado reservas mar adentro por 30.000 millones de barriles, las de Malvinas serían un logro milagroso. 14 mil toneladas de equipos se sumarán a la plataforma semi-submarina especial (Ocean Guardian) que llegó desde el Viejo Continente a cargo de distintas empresas, con el trabajo anexo de importantes dotaciones de personal especializado que se turnaría cada mes. El gobierno de las Islas viene tentando inversiones con la promesa de un reservorio gigantesco, millonario.
En el reverso de esta historia hay geólogos con varias dudas, basados en los datos hasta este momento alcanzados. De petróleo potencial a petróleo concreto y evidenciable habría un largo trecho. En gran medida se tendría que utilizar, según ellos, el calificativo de “cálculos probabilísticos”. Las reservas no están suficientemente avaladas. Las exploraciones no permiten afirmar la presencia del crudo.
La zona con tanto movimiento en estos días está bajo disputa de soberanía con la Argentina. Tanto Gran Bretaña en el Mar del Norte como la Argentina están mostrando que el autoabastecimiento petrolero puede esfumarse.Londres movió sus piezas con el visto bueno de los isleños y con ímpetu para escapar de los futuros costos que le caerían a pique, pero Enarsa, la empresa criolla que está a cargo de la búsqueda de combustibles fuera de costa, no alcanza a mostrar balances positivos ni una actitud relevante. Falta una estrategia petrolera por parte del Estado y un debate nacional en torno a ese recurso.
¿Cómo procederá la Argentina de ahora más sabiendo que todas las maniobras de confrontación con Gran Bretaña y los isleños no dieron resultado y leyendo que para la constitución europea las Malvinas son consideradas “territorio de ultramar” de un miembro integrante de la unión continental?
En un documento del Club Político Argentino los firmantes se preguntaron esta semana acerca de los mejores intereses del país en el mediano plazo.Sin duda, concluyeron, una apropiada inserción de nuestro país en el mundo, sin oportunismos, y no una improbable recuperación territorial del archipiélago. La solución del viejo tironeo entre las partes pasa por instalar en el área un espíritu de cooperación en diferentes emprendimientos económicos: explotación de recursos, turismo, comunicaciones, desarrollo científico y tecnológico que beneficie a todos los que están en juego.

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