Alfio Basile está de vacaciones en Punta del Este.
Uno ve a Fabio Capello sentado en las plateas de cuanto partido se juegue en Inglaterra con una lapicera y un papel y, la verdad, da envidia. Da envidia que ellos –que acaban de ser eliminados de la Eurocopa 2008 y de despedir al técnico anterior, Steve Mc Laren– tengan un entrenador que trabaje y nosotros no. Da envidia y da pena que el fútbol argentino, a nivel internacional, se presente con jugadores sumidos en una anarquía total. Y, lo que es aun peor, absolutamente aburguesados, sabiendo que el entrenador no es aplicado y no vio ni verá partidos que le permitan acercar jugadores nuevos al famoso equipo “que sale de memoria”, como si esto fuera un mérito. El “sale de memoria” es “tengo once y no me jodan con laburar”. El Manchester United no juega todos los domingos con el mismo equipo ni tampoco Brasil pone en la cancha siempre a los mismos once.
Alfio Basile sigue en Punta del Este.
Habrá visto por televisión –suponemos– cómo Messi, su jugador estrella, se lesionó y se recuperó. Pero a él, jamás, se le ocurrió salirse de la costa uruguaya. La realidad es que cualquiera de sus antecesores –hasta Menotti, por supuesto– se hubiese tomado un avión para acompañar a su futbolista más valioso en Europa. Y no sólo Messi. Gabriel Heinze también está lesionado seriamente y tampoco hubo noticias de que Basile se acercara al único lateral izquierdo que tiene el equipo argentino. Lo mismo con Insúa, que hasta vino a la Argentina para operarse de su rodilla.
Alfio Basile se tuesta en Punta del Este.
Sí, Basile, el de los códigos, el que veranea sin que sus únicos trece o catorce jugadores sepan qué es de su vida más que por las revistas frívolas. Ese mismo, el de los falsos códigos, dejó sin trabajo a un excelente profesional como Román Iucht, en una muestra patoteril inaceptable. El que se toma vacaciones cuando debe trabajar.
Y todavía nadie sabe por qué se abortó el proyecto de la Selección local. Estaba bueno, se les daba trajín internacional a jugadores del mercado interno, como Belluschi, Ibarra o Montenegro. Se entrenaron, llenaron el estadio de Mendoza para un amistoso con Chile, empataron 0-0 y no se entrenaron más. Basile no trabajó más por culpa de una decisión equivocada. Sobre todo, porque el técnico le había dicho a Pedro Pompilio –ahora presidente de Boca– que dirigir a la Selección era muy aburrido. Dijo este disparate desde la comodidad de un sueldo altísimo. Basile debe ser el trabajador mejor pago del mundo en cuanto a la relación salario-horas de trabajo.
Alfio Basile está de vacaciones muy largas en Punta del Este.
Junto a Menotti durante la dictadura y a José Pekerman, Basile es el entrenador con mayor protección de la prensa, que vive ensalzándolo por los famosos cinco títulos que ganó en Boca. Sería bueno que supieran que a Macri lo alegró que se fuera de Boca. Me consta. Mauricio Macri había quedado impresionado con La Volpe en el Mundial y, gracias a que le sacaron de encima a Basile, pudo darse el gusto. Macri no puso un solo reparo para que se fuera a la Selección.
Alfio Basile está de vacaciones en Punta del Este, sin embargo...
Otro interrogante es si Grondona no está arrepentido de haberlo designado, y para no echarlo y armar un escándalo fue que decidió que el Checho Batista se hiciera cargo del equipo olímpico. Históricamente, el plantel de los Juegos fue conducido por el técnico de la Mayor, debido a que los Sub 23 son jugadores de Primera y que hay tres que sobrepasan el límite etario. Pero, esta vez, no será así. Irá Batista, un campeón de México ’86, aquel equipo notable contra el que Basile despotrica en largas noches de sobremesa.
Alfio Basile está de vacaciones en Punta del Este.
Del último partido de Argentina quedó una imagen patética. Fue en la derrota ante Colombia. Argentina ganaba 1 a 0 con aquel golazo de Messi, pero estaba con diez por la expulsión de Tevez. Durante el segundo tiempo, y después charlar largo y tendido con el Panadero Díaz, Basile decidió mandar a calentar a Coloccini. “Bárbaro –dijimos–, alguien le sopló bien.” “Ganamos 1 a 0, estamos sin Carlitos. Saca a un volante ofensivo (Riquelme, que no tocaba la pelota), pone a Coloccini atrás y manda a Demichelis de cinco o doble cinco. A Gago lo pone siempre, es el único cambio que hace seguro”. No lo hizo, siguió hablando con Díaz. Nos empataron. Lo de Coloccini seguía siendo una buena opción. Dijimos: “Bien, ahora sí entra Coloccini”. No, señor. Ribolzi se sumó a la absurda deliberación. Nos metieron el segundo. Llamó a Crespo. Y tampoco lo puso. Jugamos horrible y perdimos. Ahí caímos en la cuenta de que no tenemos Selección. O sea, de que el trabajo que Basile tiene que hacer no lo hace o, en el mejor de los casos, no lo hace bien. Sólo juntamos once tipos que brillan en Europa y les decimos que hagan lo que saben, porque representan el paladar vaya uno a saber de quién.
Intuyo que Grondona se dio cuenta en manos de quién está la Selección y levantó el teléfono para llamar a Batista. Y a Brown y al Negro Enrique y a Bilardo y a Dios. Y el tipo sigue allá, en el Este, comiendo asados.
Si queremos una Selección en serio, Basile tiene que trabajar. Tenemos futbolistas para ganar un Mundial. Pero no tenemos plan. Tiene suerte (demasiada, la verdad) porque tiempo le sobra. El próximo partido por las Eliminatorias es en junio y los rivales que le consiguen para jugar amistosos son de vigésimo nivel.
Y si no le gusta el trabajo tendrá que dejar el cargo. Así, podrá irse a Punta del Este también en invierno.
Dicen que esta buenísimo.