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Ni Ortiz ni Clausen: Negro hubo uno solo

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Nicolás de los Santos. Hijo de angoleños, fue el primer y único afrodescendiente que jugó en la Selección. Lo elogió hasta Gardel. | cedoc

No me vengan con Chocolate Baley, el Tolo Gallego o Leo Astrada. Negro, lo que se dice negro, auténtico y genuino negro, hubo uno solo.

Porque una cosa es que te digan negro, y otra muy distinta, serlo. En la Selección, por ejemplo, jugaron muchos mulatos, pibes de piel morena producto del mestizaje que desde las inferiores y por inercia fueron bautizados como “negro” y nunca más se pudieron sacar ese mote. Pero negro, lo que se dice negro, insisto, hubo uno solo. Y era, según cuentan, un goleador extraordinario. Es así: Argentina tiene en su historia más estrellas que jugadores negros.

Si el único afrodescendiente que se puso la celeste y blanca escribiera su bio en cualquier red social, debería poner: “Mi nombre es Alejandro Nicolás de los Santos/en 1925 gané el Campeonato Sudamericano con la Selección/jugué con la Chancha Seoane en El Porvenir y con Herminio Masantonio en Huracán/una vez me elogió Carlos Gardel”.

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De los Santos era hijo de dos esclavos angoleños que a principios del siglo pasado escaparon del sometimiento colonial de Portugal y cruzaron el Atlántico en barco para instalarse en Entre Ríos. Allí, en Paraná, el 17 de mayo de 1902 nació el futuro crack. Cuando apenas tenía 6 años, sus padres fallecieron y junto con sus dos hermanos mayores se instaló en Buenos Aires. Eligieron Boedo, el barrio donde por esos días el padre Lorenzo Massa andaba ocupado en fundar un club de fútbol al que después los pibes bautizaron San Lorenzo de Almagro.

El joven Negrito empezó a jugar en el club Oriente del Sud y poco después pasó a San Lorenzo. En el Ciclón debutó el 22 de mayo de 1921: le ganaron 2-0 a Banfield. Después de ocho partidos con la azulgrana fichó para Dock Sud, club con el que ascendió a Primera. En la final le ganaron 3-0 a Liniers y De los Santos convirtió los tres goles. Jugó tres años en el Docke hasta que se incorporó a El Porvenir, que por esos años estaba en Primera.

En el club de Gerli, el Negro se convirtió en un temible goleador. Compartió la delantera con Manuel Seoane y juntos fueron convocados para la Selección. En 1925 integraron el equipo que disputó el Campeonato Sudamericano, antecedente de la Copa América, que Argentina ganó en una final ante Brasil.

En la primera fecha del torneo de 1929, El Porvenir derrotó por 1-0 a Racing y De los Santos fue la figura. Cuenta la leyenda que Carlos Gardel fue a ver el partido y comentó: “¿Quién es este Negro? ¡No lo pueden parar!”.

Después de siete años en El Porve, cerró su carrera en Huracán, donde armó una delantera temible junto con el célebre Heminio Masantonio. Pero antes, en 1930, Uruguay organizó el primer Mundial de la historia.

De los Santos era candidato a que lo convocaran, pero no ocurrió. Algunos sostienen que lo discriminaron. Por negro.