COLUMNISTAS
por quien va a votar el campo

No tiene la vaca atada

Al cierre de la Oncca le seguirán más medidas para seducir al sector rural. Todos los candidatos, tras ese electorado. Corazón herido vs. bolsillo lleno.

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A quién votará el campo el 23 de octubre? ¿A Cristina Fernández o a la oposición? ¿Qué actitud tomará el sector que fue más atacado por el gobierno de los Kirchner? Frente a las urnas, ¿decidirán con el corazón herido o con el bolsillo lleno? Es clave despejar esta incógnita porque el conglomerado agropecuario suma un 15% de los votos y tiene fuerte incidencia en los tres distritos más grandes y donde el oficialismo perdió en las legislativas de 2009: Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. Además, ese espacio que algunos definen como “la ruralidad”, con epicentro en cientos de pueblos del interior y que podría llegar hasta el 20% de los sufragios, fue el que lideró la mayor resistencia al proyecto kirchnerista y lo derrotó en la calle, en el Congreso y en las urnas. El Gobierno sabe que las encuestas le sonríen, pero no ignora que a seguro se lo llevaron preso. Tiemblan de sólo pensar que en un ballottage la polarización termine por derrotarlos. Por eso toda la obsesiva planificación rumbo a los comicios tiene por objetivo asegurar la victoria en primera vuelta. Es lo que explica la bendición a Martín Sabbatella y que el ministro Ricardo Casal se haya convertido en la última barricada de resistencia de Scioli a ser domesticada por la Casa Rosada. Un ajedrecista como el gobernador, ¿puede ceder esa pieza sin que le den jaque mate?

El operativo cristinista también incluye los intentos seductores hacia el campo. La disolución de la Oncca es la noticia más explosiva de una serie de medidas que se vienen y se van a seguir tomando. ¿Son apenas fuegos artificiales o un intento de borrar las huellas de la corrupción? Dicen que en esa oficina hubo un mago que hacía desaparecer expedientes comprometidos y que hacía aparecer más vacas en el mundo contable y virtual que en la realidad de los corrales de engorde. Y que los beneficiados fueron amigos, funcionarios y favorecedores del Gobierno y que los perjudicados fueron los agrogarcas destituyentes. Eso no resiste una investigación judicial. Los productores agropecuarios hubieran preferido que Cristina les sirviera en bandeja la cabeza de Guillermo Moreno. Algunos dicen que le cercenaron su poder. Otros, que es apenas jueguito para la tribuna. Hay que esperar.

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Según Agustín Rossi, precandidato a gobernador y el líder del kirchnerismo en la batalla por la 125 en Santa Fe, hay un proceso de distensión grande entre el Gobierno y el campo: “Gracias a la decisión de Cristina de crear un Ministerio de Agricultura y a la excelente gestión de Julián Domínguez se abrió un espacio de diálogo y consensos”. Rossi y su hermano Alejandro fueron escrachados y atacados a huevazos en Laguna Paiva, y sin embargo esa localidad hoy tiene un intendente kirchnerista como Rodrigo Fernández, que sacó alrededor del 50% de los votos. ¿Qué pasa? Los extraordinarios precios internacionales y el clima favorable han posibilitado una cosecha récord de 100 millones de toneladas y que haya que esperar tres meses para que les entreguen una camioneta 4x4 y cuatro meses para una cosechadora. Todos coinciden en que hay mucha liquidez en el campo. ¿Eso significa que aquellos que fueron acusados por Kirchner de oligarcas, golpistas y avaros, entre otras desmesuras, hoy están impulsando la reelección de Cristina? La verdad se sabrá a la hora del recuento de votos. Pero hoy se podría arriesgar mirando las encuestas y hablando con los referentes de las bases que tres de cada diez campesinos quieren una continuidad. Un 5% de ese 15% del total. Esa foto copia el mismo respaldo que CFK registra en el resto de la sociedad: ni los consultores más opositores le dan menos del 30% de los votos. No todos piensan igual. Jorge Srodek, diputado bonaerense y referente de Francisco de Narváez, cree que el voto castigo de 2009 que derrotó a la boleta encabezada por Kirchner y Scioli se mantiene incólume. “Es que ninguno de los problemas graves se ha solucionado. El mercado del trigo sigue intervenido, la manipulación del maíz continúa. Es cierto que el campo está mucho mejor. Pero eso no es gracias al Gobierno, sino a pesar del Gobierno.”

La administración de Cristina no es el único sector político que intenta seducir al campo. Julio Cobos anunció que será candidato a presidente después de un encuentro en su despacho con Carlos Garetto, presidente de Coninagro. Tanto Ricardo Alfonsín como Ernesto Sanz ponen el acento electoral en sus planes para la producción granaria y ganadera. Elisa Carrió propone eliminar todas las retenciones y dejar sólo la de la soja con un tope del 25%. Macri colocó como coordinador de su campaña a Emilio Monzo, ex secretario de Agricultura bonaerense. Pino Solanas cosechó la adhesión de Eduardo Buzzi, que se afilió al flamante partido Unidad Popular de Víctor de Gennaro y colocó como candidato a diputado a Pedro Peretti, honrado y combativo cuadro de la Federación Agraria.

Los gobiernos siempre tienen más posibilidades de llegar con menos promesas en el aire y más “efectividades conducentes”. Tienen la caja y algunos la usan mejor que otros. En Máximo Paz, por ejemplo, cerca de Alcorta, donde se produjo el emblemático grito emancipador de los chacareros, la mayoría son minifundios de 70 hectáreas. Con el discurso K de agregar valor en origen, el ministro Domínguez y Rossi llevaron subsidios e inauguraron un moderno frigorífico para animales pequeños. Al oficialismo eso le baja la imagen negativa aunque no le garantiza que tenga la vaca atada.
¿Cicatrizaron las heridas abiertas durante aquellos 128 días de rebelión gaucha? Néstor Roulet, presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona, dice que no. “Este gobierno es concentrador de la riqueza. Los productores todavía no decidieron a quién van a votar, pero tienen claro a quién no: a Cristina. La gente se da cuenta de que, por ejemplo en Leones, por un lado el Gobierno invierte 4 millones en una obra espectacular pero por el otro se lleva en concepto de retenciones la friolera de 200 millones. Mirá si ese dinero se reinvirtiera en el pueblo”. Roulet define como una muy buena noticia la cosecha de 100 millones de toneladas, pero asegura que con un proyecto serio se hubiera llegado a los 140 millones. Su ejemplo es Brasil.
Cada uno tiene su cristal para ver la realidad electoral que se viene. El kirchnerismo actuó como un marido golpeador con el campo. Ahora quiere volver a enamorarlo. ¿Podrá?