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Oda al segmento

Celebración del día de la independencia 20220708
9 de Julio, celebración del día de la independencia. | Cedoc Perfil

¿La Patria, cuya efeméride máxima hoy se festeja, es segmentable? ¿No es la Patria como tal el efecto de una segmentación, haber cortado por lo sano con la Metrópoli imperial y, al mismo tiempo, haber delimitado los bordes argentinos contra un exterior pensado como una totalidad amenazante o amigable, según las épocas y los sistemas de alianzas? Lo que reconocemos como nuestra República es un segmento (bastante arbitrario, por cierto) de un figura que alguna vez la contenía. 

Y sin embargo, hoy la Argentina navega hacia su propia desaparición porque un sector de gobierno (el más golpista) considera que no hay que segmentar, que no hay clases sociales, que no hay poderes adquisitivos diferenciales, que el Pueblo es uno, indivisible, insegmentable, y que como tal debe ser tratado por el Estado mapaternal.

Es raro. Algunas teorías, muy de moda en los últimos diez años, plantearon al Pueblo como un significante vacío (de ahí la potencia política del populismo). Otras teorías, más radicales, sostuvieron el desgarramiento interno del Pueblo que es, al mismo tiempo, el sujeto político por excelencia y aquel pueblo que está excluido (de hecho o de derecho) de la política. Habría un Pueblo y un pueblo que nunca pueden coincidir, salvo cuando la redención sea un hecho indiscutible.

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Cualquier persona puede estar en contra de la segmentación y abrazar la causa de los espacios lisos

Pero más allá de esas pasiones por las totalidades rasgadas o vacías, está la ciudadanía que es, por definición, segmentable. Todas las escalas impositivas, previsionales y salariales presuponen el segmento. Existen también segmentaciones culturales, habitacionales, geográficas, etarias, genéricas. De otro modo, ¿para qué los censos?

Cualquier persona particular (cualquier poeta, bailarina, periodista, economista o barrabrava) puede estar en contra de la segmentación y abrazar la causa de los espacios lisos o de las totalidades perdidas. Es, sin ir muy lejos, mi caso.

Pero un Estado que se precie de tal está condenado a administrar las segmentaciones que, por defecto, él mismo produce y sostiene. Cualquier otra hipótesis es un disparate, basado en la ignorancia, el fanatismo o la pereza.

Dicen que el Sr. Guzmán renunció porque no lo dejaban segmentar. Si es así, lo bien que hizo. ¡Viva el segmento llamado Patria!