Parece evidente que si Estados Unidos no resuelve “el problema Trump”; un gobierno de cavernícolas dirigidos por un patán millonario, su pérdida de liderazgo mundial no hará más que acentuarse.
La reciente gira del Vicepresidente Mike Pence por Colombia, Argentina, Chile y Panamá fue un fracaso, como casi todo lo que intenta el gobierno Trump. Vacía de contenido, con baja repercusión en los medios y la opinión pública. Incluso en Estados Unidos, la gira quedó empañada por el escándalo de las declaraciones del Presidente respecto a las provocaciones de los supremacistas blancos, los neonazis y el Ku Klux Klan.
Pero América Latina es crucial para Estados Unidos, porque el “patio trasero” se llenó de “okupas”, en particular chinos y rusos. “(…) el aumento del intercambio comercial ruso con América Latina y el Caribe (U$S 24.000 millones en 2013) es insignificante comparado con los U$S 260.000 millones del intercambio comercial entre América Latina y la República Popular China. Este país continúa desplazando a los otros países competidores mediante fusiones y adquisiciones, evidenciados por la inversión de U$S 102.200 millones hecha por el China Development Bank y el Export-Import Bank of China en América Latina y el Caribe entre 2005 y 2013. China conserva su lugar número uno o dos como socio comercial para Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela; sin embargo, Estados Unidos mantiene su prominencia al ser el socio comercial más importante de la región” (http://www.americasquarterly.org/content/el-comercio-de-armas-entre-rusia-y-am%C3%A9rica-latina).
¿Hasta cuando logrará EE.UU. “mantener la preeminencia comercial”? A México, además de imponerle un muro, pretende alterarle las condiciones del Tratado Libre Comercio que los une con Canadá. No tiene casi nada que ofrecer, porque necesita exportar más e importar menos; hoy por hoy el problema de todos.
Pero el asunto va mucho más allá. Rusia y China han incrementado la venta de armas y equipamiento militar en diversos países de la región. Los ejemplos exceden este espacio, pero no hay más que dirigirse a las fuentes confiables de internet. China tiene ya una base militar, púdicamente llamada “espacial”, en Argentina. “Satellite Launch and Tracking Control General (CLTC). Así se identifica la empresa ‘estatal y popular’ que tendrá como misión administrar la extensa y supertecnológica base que China logró establecer en la Patagonia argentina. El cuartel ‘científico’ ya está listo para comenzar a operar, aunque todavía no esté esclarecido a qué dedicará sus jornadas laborales durante el medio siglo qué durará la concesión y qué control ejercerá el Estado nacional. Desde hace 30 años CLTC depende del poder central del régimen chino: el Ministerio de Defensa. Fueron pues los propios ingenieros y científicos del Ejército quienes diseñaron la base e indicaron qué tecnología se requeriría según los objetivos que persiguiera Beijing, aún ocultos para las autoridades argentinas”. (http://www.infobae.com/politica/2017/02/17/la-controvertida-base-militar-china-en-la-patagonia-ya-esta-lista-para-operar/).
Por no conseguir, Pence no consiguió siquiera el silencio de los gobiernos latinoamericanos respecto a las amenazas militares de Trump a Venezuela. “Argentina ratificó su decisión de condenar, junto al resto de los países del Mercosur, una eventual intervención militar de EE.UU. en Venezuela” (Clarín, 15-8-17). Todos los gobiernos liberales están contra sátrapas como Maduro, pero ahora el apoyo militar del Tío Sam les resulta más un peligro que una necesidad.
Tampoco necesitan tanto su apoyo económico. La despiadada competencia mundial ya no es cuestión de Estados Unidos y “los demás”; ahora pelean igual o mejor China y Rusia, entre otros.
De últimas, el patán millonario tiene el dedo sobre el botón nuclear, pero también eso cambió. Ahora son varios los que lo tienen a mano.
*Periodista y escritor.