Cuando el Indec reemplazó a Cynthia Pok, la directora de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), encargada de medir el desempleo y la pobreza, quien renunció por desacuerdos con la actual conducción del organismo, se encendieron las primeras luces amarillas. Bandera de transparencia durante la gestión populista, Pok, emblema estadístico del polo opositor si los hubo, se apartaba ahora en silencio del organismo, que prometía transpa-rencia y credibilidad de la mano del ex candidato duhaldista porteño Jorge Todesca (Johnny).
Las luces del semáforo republicano pasaron ya a rojas cuando se conoció, esta pasada semana, la evolución de los salarios formales e informales medida por el Indec en “modo macrista”. >Señaló al respecto el economista Mariano Kestelboin: “Paradójicamente, con un gobierno de CEOs, desde que el Indec mide la evolución de los salarios informales, el ingreso medio de estos trabajadores mejoró un 16,4% en dólares en solo 14 meses. Ni con CFK los sueldos medidos en moneda dura mejoraban tanto. Otra perla del Indec: entre enero del año 2016 y diciembre del año 2017, los salarios formales treparon 66%. Es lo mismo que consiguieron, en paritarias, los sindicatos que mejor negociaron. Pero ese porcentaje es para el promedio, no para todos los trabajadores formales, como pretende el Indec. Y el consumo masivo cayó 7% (en el año 2016) y 1% (en el año 2017)”.
Este nuevo salariazo, que haría palidecer de envidia a su padre tutor o encargado Carlos Saúl, es una contundente muestra de que la dirección del Indec ya compite palmo a palmo con el genial artista plástico Emilio Pettoruti en el arte de la abstracción geométrica, el cubismo e, incluso, el constructivismo.
Con las estadísticas públicas muy dibujadas, para colmo de males en materia de combate a la inflación el gobierno neoliberal sigue batiendo récords de ineficacia.
Macri acumula un 85% de inflación bianual como se observa en el gráfico, la combinación de aumento de tarifas y alza del dólar, solo eso, hace que la inflación del año 2018 tenga como piso el 25% del año 2017.
En ese contexto el Gobierno pretende cerrar paritarias al 15% sin cláusula de ajuste. Una verdadera provocación a los trabajadores y sus representantes, que solo cabe imaginar como posible en medio del éxtasis triunfal que los libros de autoayuda zen imprimen a la gestión neoliberal o los manuales de ciencias sociales de Aique Grupo Editor SA que se reparten en las escuelas y publicitan el “sí se puede”, y se asegura que Macri bajó la inflación y que ¡llegaron las inversiones! ¡Up! ¡Up! ¡Up!
Pero en tren de decir, digámoslo todo. No solo los trabajadores activos formales e informales están bajo fuego. En materia de jubilaciones y pensiones las cosas marchan aun peor.
El gobierno nacional anunció que el aumento a los jubilados (con la nueva ley aprobada a fines del año pasado) será del 5,71%, o sea unos 416 pesos en una jubilación mínima.
Con la fórmula establecida por la Ley 26.417, aprobada en 2008 durante el gobierno de Cristina Kirchner y diseñada por Amado Boudou, el aumento en la jubilación mínima hubiera sido del 15,09%, o sea unos 1.100 pesos más para cada beneficiario de la mínima.
Resumiendo mucho el actual panorama, tenemos:
Allanamientos y censura al periodismo independiente.
Presos políticos.
Inflación galopante, la más alta del continente luego de Venezuela.
Estadísticas públicas dibujadas.
Caída del consumo del 8% bianual.
Caída salarial y de pensiones y jubilaciones en torno a los 10 puntos porcentuales.
Tasa de desempleo de dos dígitos en los principales aglomerados urbanos.
Una deuda creciente ya sin control, fuga de capitales récord, déficit récord.
En suma: ¿la cosa está o no como para iniciar mañana mismo un nuevo retiro espiritual de los que frecuentemente engalanan la gestión de Cambiemos, estimados lectores de PERFIL? ¡Oremos, Ommmmm!
*Director de Consultora Equis.