La fecha, de origen pagano, viene purificada por la fabulación católica. Hasta los judíos suelen celebrarla igual, porque tampoco significa nada muy especial. Hollywood coordina estrenos para tener algo que vender sobre el tema (que es ninguno). Los precios suben hasta el desvarío en artículos que nadie necesitará. Y esta vez me toca Navidad blanca, como Dios manda, porque en la muy católica Alemania del sur un complejo inexplicable de enfriamiento global post Copenhague ha enviado la nieve adelantada.
Así que les comparto un milagro: son las entrevistas al diputado Jorge Rivas. Se pueden ver en YouTube. Ahora que el mundo de las ideas lúcidas sólo parece habitar un estricto cinismo, el optimismo bien puede resultar una de las invenciones más raras de la literatura.
Rivas era un político semidesconocido hasta que fue asaltado de un golpe. Estuvo en coma. Y volvíó a la vida como un nuevo hombre. Pero a diferencia del milagro navideño de Frank Capra, Rivas volvió a su familia tetrapléjico. Es el caso más milagroso que ha dado la política argentina. Ahora que sólo se comunica por su computadora (en madrileño silabeado, como mi GPS, y que pronuncia “eier” en vez de “Heller”), Rivas está condenado en sus respuestas a la síntesis, a ser breve, a ser claro. Y se le entiende. Se le entiende más que a todos.
No ha tenido tanta difusión porque trae problemas. No sólo está a favor de la Ley de Medios, sino que tampoco sirvió para aterrorizar con la inseguridad: con nobleza ejemplar, con medida lucidez, sostiene que sus agresores no son consecuencia del azar o de los genes, sino de las mismas desigualdades estructurales que combate en el Congreso. Es el colmo de lo moral. No me importa de qué partido venga, ni cómo funcione ese suave, amistoso seudosocialismo al que adscribe y que sólo parece manifestarse en la magna Suecia: es Navidad, e inmediatamente le creo a un hombre que tiene esa entereza.
En estos videos (musicalizados y editados tristemente) lo que se entiende no sólo es claro, sino también conmovedor. Dos cualidades estilísticas inspiradoras y preciosas en el mensaje navideño de los ateos.
¡Feliz Navidad, Jorge Rivas!