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Otro cumpleaños

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Por un artículo de Juan José Becerra en la revista “La Agenda”, me entero de que César Aira, de quien el autor celebra su carácter de escritor silvestre y pueblerino, a salvo de las servidumbres de la gran ciudad, acaba de cumplir 75 años. No sé si lo va a festejar con un libro, como lo hizo cuando cumplió 50 y publicó “Cumpleaños”. Aunque “festejar” no es el término más preciso, porque el tono del libro es más bien lúgubre. O tal vez, me parezca lúgubre a mí al releerlo, porque no tenía ese recuerdo cuando lo leí por primera vez y ambos éramos más jóvenes. “Cumpleaños” es uno de los libros-caja de Aira, donde pone un poco de todo: su infancia en Pringles, su cariño por Osvaldo Lamborghini, su admiración por Marcel Duchamp, sus ideas sobre el arte y la literatura, disquisiciones sobre el Juicio Final, la vida y muerte de Évariste Galois, una conversación con la mesera rubia de un café de su pueblo.

Lo de las cajas es parte de la obra de Duchamp, aunque no tengo mucha idea sobre la obra de Duchamp. Me enteré un poco esta semana, a partir de “Conversaciones con Marcel Duchamp”, un libro de Pierre Cabanne en el que dialoga con el artista cuando está por cumplir los 80 años, un poco más de los que ahora cumple Aira. Sería difícil que Aira se prestase a un libro como éste, en el que se habla con toda libertad de la vida y obra del entre-vistado, aunque no estoy seguro de que Duchamp diga la verdad, y menos toda la verdad. Esa idea me viene solamente de las conversaciones con Cabanne porque, como dije unas líneas más arriba, es lo único que conozco de él.  En cuanto a sus obras, intenté ver algo en internet, pero solo encontré unas imágenes pequeñas de las que no saqué nada en limpio. Y, aunque fueran más grandes, la interpretación de “El Gran Vidrio”, de “La virgen desnuda”, de sus cajas y de lo demás, parece completamente fuera de mi alcance. Aira lo menciona todo el tiempo, hasta tiene una novela que se llama “Duchamp en México”, pero aunque sea una importante referencia para él, sus propios libros no me presentan esas dificultades.

Pero iba a otra cosa. Un hecho fascinante de la vida de Duchamp es que alrededor de 1925, después de visitar la Argentina, anunció que abandonaba la pintura para dedicarse al ajedrez. Aunque después estuvo en el asunto de los ready-made, fue consultor y embaló sus viejos papeles en las cajas, se suponía que no era un artista en actividad: se había aburrido, según le dice varias veces a Cabanne, Sin embargo, desde 1946 Duchamp había estado trabajando veinte años en secreto en una obra llamada “Étant données”, que terminó en 1966 y decidió que se exhibiera solo después de su muerte, ocurrida en 1968. Más allá de no entender nada de lo que hizo, tanto estas actitudes, como muchas de sus respuestas sobre la vida, me causaron una profunda simpatía.

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Pero volviendo a Aira y su “Cumpleaños”, allí dice que los últimos treinta años los pasó “escri-biendo mis novelitas y preparando mi “Enciclopedia”. Más adelante, dice que nunca escribió nada de la “Enciclopedia”, aunque tomó numerosos apuntes. En 2000, cerca de su cumpleaños, Aira publicó su inesperado y colosal “Diccionario de autores latinoamericanos”. Tal vez pensara en eso, pero tal vez, la “Enciclopedia” sea otro proyecto secreto que conoceremos algún día. Considero que Aira es bien capaz de hacer una cosa así.