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ESQUIZOFRENIAS

Para no asustar

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Es una pandemia, pero no queremos asustar. No hay que estar paranoicos, pero no sabemos cuántos van a morir. No estás en el grupo de riesgo, pero por solidaridad te pedimos que te encierres o que encierres a los que están en ese grupo. Hay prisión para los turistas que no cumplan con la autocuarentena, pero no sabemos muy bien a qué presos liberar para hacer lugar en las cárceles. A los supermercados italianos se puede acceder solo de a 15 personas, pero el cuerpo policial encargado de esta operación embudo pasa generosamente de esa cifra. La esperanza de vida en España es de 85 años, pero los muertos de coronavirus tenían más de 87, lo cual hace pensar que tal vez las cifras estén dentro del horror de lo razonable, o que habría que subir las estadísticas de la esperanza de vida para que coincidan con la tragedia. Cierran los cines y teatros, pero no los centros comerciales. Ah, no, ahora cierran los centros comerciales, y directamente se cancelan vuelos entre Estados Unidos y Europa, y Chiche y Duhalde se van a quedar encerrados en su casa porque acaban de volver de Madrid y la vida les regala una ocasión para redescubrirse.

¿Quién pudiera tener el diario del lunes para saber si es lícito reírse al menos del estado calamitoso del planeta?

No es la primera vez que hay pandemia y la última glaciación no fue ciertamente la última. Pero sí es la primera vez que hay pandemia y redes sociales al mismo tiempo: todo es visible y opinable, lecciones de solidaridad a la vuelta de la esquina, opinología a boca de jarro, colapso y resurrección de los mercados y un macrorrelato que envuelve todos los relatos: no sabemos nada.

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Los más optimistas sabrán ver en esta ola de hecatombes una oportunidad para reencontrarse con lo esencial. Los más incrédulos dirán que lo mismo pasó con la gripe aviaria, la gripe A o la vaca loca pero que quisimos olvidarlo. Los más especuladores verán la forma de hacer rendir el medio litro de alcohol en gel.

Y mientras tanto, la vida –terca– persiste en manifestarse, como si no pasara nada. No se entendió en el chat si los chicos tienen que llevar carpeta número 3 o un cuaderno de espiral. Hoy estreno una película y es difícil incitar a la gente a que vaya al cine, sobre todo porque es muy peligroso pero sobre todo porque no es tan peligroso.

No es coronavirus: es esquizofrenia. Y ya estaba instalada entre nosotros antes de China. Y venimos sobreviviendo a ella desde hace siglos como verdaderos caballeros cruzados.