COLUMNISTAS
puertas

Pasado y presente

Entonces es verdad: los delincuentes en nuestro país entran por una puerta y salen por la otra. Y hay algunos incluso que se diría que entran por una puerta y salen por la misma. Así, por ejemplo, parece haber ocurrido con el ex teniente coronel Julián Corres.

|

Entonces es verdad: los delincuentes en nuestro país entran por una puerta y salen por la otra. Y hay algunos incluso que se diría que entran por una puerta y salen por la misma. Así, por ejemplo, parece haber ocurrido con el ex teniente coronel Julián Corres. Entró detenido en la Delegación de la Policía Federal de Bahía Blanca por una puerta que, según se presume, sus propios guardianes le habilitaron más tarde para que pudiese partir en procura de una confortable impunidad. Algo tiene este episodio de Ante la ley, de Kafka, pero dispuesto en sentido contrario. En aquel relato, la puerta de la ley estaba abierta y sin embargo el que acudía no entraba; en el sur de la provincia de Buenos Aires, en cambio, la puerta de la ley quedó cerrada y sin embargo el detenido se fugó. La explicación es simple, aunque también kafkiana: el mismo Estado que expide y aplica la ley produce a la vez el delito. Los guardianes de la ley reconocen a menudo, en el violador de la ley, al colega al que deben dar una mano.
De los diversos reclamos que en estos años se efectuaron para no quedar atados al pasado, los del doctor Carlos Menem parecen haber sido los más convincentes de todos. No porque aquel presidente respaldara la petición con argumentos demasiado buenos; Menem en general no usaba argumentos, sino guiños, consignas, latiguillos, chicanas o caprichos personales. Claro que la cosa no quedó solamente en palabras, porque a Menem no le bastó con proclamar la abolición del pasado, también emprendió su inmediata ejecución: otorgó indultos, determinó ascensos y pensiones sin atender a legajos o a prontuarios, intentó intoxicarnos a todos con el suministro de un presente de máxima pureza.
Pasa el tiempo, Corres se escapa, y todo hace presumir que lo hizo con la complicidad de quienes debían custodiar su detención. Son cosas que pasan, que acaban de pasar, que están pasando justo ahora, que están pasando todavía. Es la parte del pasado que de veras nos interesa: la que toca al presente en algún lado, y nos dice todavía algo cierto sobre él