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inestabilidad monetaria

Peligrosa improvisación

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El reciente anuncio es un golpe de efecto que tiene tanto de sorpresivo como de peligroso. No es el levantamiento del “cepo”, es el retorno, más flexible, a su primera versión, pero en un marco económico mucho más delicado. En primer lugar, lo primero que puede decirse es que reina la improvisación. No es una decisión que aparezca como parte de un abanico de medidas adicionales que indiquen algún tipo de horizonte y permita anclar expectativas. En este sentido, la economía no es como la política, necesita previsibilidad en las reglas, y el efecto “sorpresa” suele estar acompañado de desconcierto e incertidumbre. Esto no es bueno, menos en un contexto de tensión cambiaria como el actual.

Queda evidenciado el alto grado de impericia en el manejo cambiario. Es un intento desesperado por intentar bajar la brecha cambiaria reorientando la demanda de dólares para “flotar” nuevamente, pero sin generar la credibilidad necesaria y sin la espalda suficiente para dar esa pulseada. Las condiciones se construyen, no se imponen. Evidentemente, el plan de endeudamiento previo con las cerealeras e YPF ha fracasado, y lo del Club de París no está tan a la vuelta de la esquina. Tienen que hacerse cargo de muchos pesos y pocos dólares.

Hay muchas preguntas por responder. ¿Volveremos a las fórmulas algorítmicas? Los antecedentes no son buenos, y han demostrado ser discriminativos y discrecionales. ¿El BCRA convalidará el recalentamiento de esa demanda? ¿Y la suba de tasas de interés? ¿Los exportadores liquidarán más ante este tipo de cambio nuevo? Si bien el anuncio fue imprevisto, las consecuencias sobre la economía son bastante previsibles: mayor tensión cambiaria y caída de reservas, aceleración de los registros inflacionarios y aumento significativo en los tipos de interés.

Este gobierno nacional y popular ha emprendido una devaluación significativa, licuación de los salarios y jubilaciones en dólares y un atentado contra el valor del peso generando una huida del mismo. Estos días las operaciones en el sector real estarán paradas, hasta encontrar un nuevo nivel de referencia. Esta incertidumbre debería ser contenida en un período corto, porque si no impactará de lleno en la inflación. Vale decir en este sentido que en vez de formular un plan antiinflacionario, están haciendo todo para acelerar la inflación.

La política del gradualismo era un callejón sin salida y estaba siendo cada vez más “cara”, pero liberar, aunque sea parcialmente, sin generar anclas es verdaderamente peligroso. Es necesario contar con más definiciones que acompañen, porque de lo contrario imperará la confusión y asistiremos a una montaña rusa de inestabilidad monetaria, cambiaria y financiera.

Las autoridades económicas están haciendo prueba y error al andar, una locura. En el avión vamos todos los argentinos. Aunque a veces  resulta tentadora la mirada parcial, la política económica deber ser ejercida y analizada en su conjunto, de manera abarcativa.

Hay otro camino. Un programa integral que contemple las cuatro I: inflación, inversión, integración e infraestructura. Una nueva oportunidad para sentar a todos los partidos políticos en una mesa y generar en conjunto (y con el compromiso plural) un marco normativo adecuado y con miras al futuro. Esto permitirá no sólo dar vuelta la ecuación de escasez de dólares en un corto plazo sino que se habrá dado el puntapié inicial para retomar, además, el autoabastecimiento energético.


*Ex presidente del BCRA y árbitro de la Organización Mundial de Comercio.