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Por una educación sin prejuicios

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El artículo sobre educación del diputado Maximiliano Ferraro publicado el 25 de enero en PERFIL está llamativamente plagado de errores e inexactitudes. Pero no son sólo éstos los que ameritan una respuesta, sino el hecho de que sus afirmaciones se sustentan en prejuicios que, como todo prejuicio, son negativos para la sociedad y frenan su desarrollo.

En su texto, Ferraro se focaliza erróneamente en las construcciones en seco que se utilizan en las nuevas aulas para el ciclo lectivo 2014, adjetivándolas sin ningún sustento técnico, para luego elaborar sobre esos cimientos endebles una mirada sobre la gestión de Esteban Bullrich en Educación, que reproduce consignas políticas desactualizadas y no se corresponde en ningún aspecto con los datos de la realidad.
Las técnicas constructivas que se utilizarán en las nuevas aulas son modernas, seguras, confortables, y se usan en todo el mundo. Se pregunta el diputado si un niño en estas aulas se sentiría “exitoso” –extraño término, tratándose de chicos–. Lo que debemos preguntarnos es si se sentirá incluido, y la realidad es que sí, ya que cada vez van y seguirán yendo más chicos a la escuela pública. Las aulas se concentrarán más en la zona sur porque es la que más demanda tiene.

Coincidiendo con el aumento en la necesidad de vacantes, desde 2008 han crecido de manera constante la oferta edilicia, los sueldos de docentes y auxiliares en términos reales y el volumen del servicio de comedores y transporte. El “abandono y vaciamiento” de la educación pública que ve Ferraro sólo existe en su mente: pocas veces como en la gestión de Macri se ha visto un Estado tan presente.

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Además, el diputado demuestra estar atado al pasado irreflexivamente, construyendo un paraíso imaginario que nunca existió. Las escuelas normales que añora son un modelo que convivió con otros igualmente válidos. El mensaje que transmitimos es mirar hacia el futuro para construir un mejor horizonte desde el presente.

En cuanto a las críticas al sistema de inscripción online, es insostenible en el año 2014 oponernos a que la tecnología forme parte de un proceso tan importante como el educativo. Todo es perfectible, desde ya. Pero este sistema permitió igualar más oportunidades y que, por segundo año consecutivo, crezca la matrícula estatal por encima de la privada.

Otra insólita observación de Ferraro señala que un chico de zona sur no puede acceder a una escuela de zona norte. Demuestra así desconocer por completo el reglamento escolar, vigente desde 2006, que establece los criterios de prioridades por domicilio.

Por sobre todos estos ataques y prejuicios, la gestión de Mauricio Macri es la primera que leyó el crecimiento del sur y lo tradujo en obras que, entre otros efectos positivos para la Ciudad, incluyen cada vez a más chicos en el sistema educativo.
Una breve enumeración: entre 2008 y 2013, se inauguraron 36 edificios escolares, veinte de ellos en la zona sur y 16 en el resto de la Ciudad. Para 2014 están proyectadas 13 inauguraciones, siete de ellas en el sur.

La inversión en educación es récord: $ 11.300 millones en 2013, con 94% de ejecución y $ 24 mil por alumno. En infraestructura, los números también son inéditos: $ 400 millones, con un aumento de 25% en términos reales y 90% de ejecución.

Además, la gestión que encabeza Esteban Bullrich realizó 95 puestas en valor integral, 500 edificios fueron hechos accesibles construyendo rampas, instalando elevadores y adaptando baños, y se entregaron 70 millones de viandas y comidas en 2013, acompañadas con la puesta en marcha del plan Alimentación Saludable en las escuelas.

El problema de la calefacción, crítico en 2007, está hoy resuelto en el total de los edificios escolares porteños.
Nuestro compromiso es alejarnos de los prejuicios para ofrecer soluciones concretas a problemas concretos. En educación, como en política, la única verdad es la realidad.

*Subsecretario de Gestión Económica, Ministerio de Educación, GCBA.